Cuatro elementos para sopesar el riesgo frente a la recompensa de la innovación

22/10/2019

Frederic Portal, directivo de Workday. El mayor desafío en una organización es no innovar.

Si una empresa no está dispuesta a asumir ciertos riesgos y a probar cosas nuevas en su modelo de negocio, se enfrenta al riesgo aún mayor de quedarse detrás de aquellas que sí lo hagan. Esto es bastante común en la era digital, ¿verdad? La innovación requiere que las compañías salgan de su zona de confort. Sin embargo, algunos líderes luchan por encontrar el equilibrio adecuado entre los riesgos y la innovación, retrasando la toma de decisiones y llevando a sus organizaciones al estancamiento.

Imagen: Sasint (obtenida en unsplash.com y modificada).

Equilibrar la balanza entre ambas posiciones no es fácil para los responsables de las organizaciones; requiere precisión y tener una visión muy completa de todo lo que les rodea para que las decisiones sean las adecuadas. Personalmente, considero que hay cuatro cuestiones clave en las que cualquier líder debe pensar a la hora de sopesar el “riesgo versus recompensa” de la naturaleza de la innovación, véase:

♦ Pensar en el ROI de forma más amplia. Si una empresa está considerando emprender un nuevo camino con un producto o servicio innovador, por ejemplo, se debería preguntar «¿cómo vamos a medir el retorno de esta inversión (ROI)?». Y, cuando se trata de ROI, lo primero en lo que piensan los líderes del negocio es en cómo y cuándo la inversión afectará a los beneficios e ingresos.

Pese a que estos aspectos tienen que ser considerados, en el mundo actual donde la innovación avanza rápidamente, la cuestión del ROI se debería ampliar para incluir otros escenarios y sus posibles resultados si la inversión no se realiza. ¿No hacerlo podría favorecer a los competidores para que ganen más cuota de mercado o atiendan las demandas de un cliente de forma más rápida gracias a su propia innovación? A veces, el mayor riesgo para una compañía es no hacer absolutamente nada.

♦ Cultivar una cultura que no tema al fracaso. Los líderes empresariales deben capacitar a los empleados y jefes de equipo para que no teman al fracaso. ¿Por qué? Porque los verdaderos disruptores se equivocan de forma rápida, aprenden de sus errores y se recuperan. El coste de fallar de esta manera es mucho más bajo que la indecisión prolongada o que la incapacidad de admitir el error y seguir adelante.

La única forma de ayudar a otros a comprender esto es nutrir a la organización de una cultura donde el fracaso no sea un problema. Si un equipo pone su compromiso y pasión en intentar algo que finalmente no funciona, no pasa nada, pues probablemente sus miembros habrán aprendido gracias al fracaso. En definitiva, las empresas deben enfocar sus esfuerzos en innovación como si se tratara de un proceso de aprendizaje continuo.

♦ Crear equipos pequeños y ágiles para obtener los mejores resultados. La agilidad y la transparencia son dos características que deben primar en el funcionamiento de cualquier empresa. Es más, creo que si formas equipos pequeños y los enfrentas a problemas difíciles, se ganan esas dos habilidades. Potencialmente, es una manera excelente de fomentar la innovación.

En Workday a menudo reunimos equipos de cinco o seis personas, a quienes animamos a encontrar una solución innovadora a un problema. Los equipos pequeños tienen la capacidad de tomar decisiones a mayor celeridad y reaccionan de manera más ágil que los equipos más numerosos.

Medir y seguir adelante, si es necesario. La verdadera agilidad organizacional requiere del seguimiento y la medición del éxito de los proyectos en cada paso del camino. Idealmente, éstos deben seguir una dirección para alcanzar los objetivos establecidos, pero al realizar un seguimiento se puede descubrir que, por desgracia, no se van a lograr. Por lo tanto, es importante ayudar a los involucrados a recordar que no se deberían apegar demasiado a las ideas, dado que a veces fallan.

La agilidad organizacional es crítica para la capacidad de no temer al fracaso: las empresas deben poder tomar la decisión lo antes posible para eliminar los proyectos que no funcionan. Además, éstos deben ser vistos en general como algo bueno, una oportunidad para invertir esos recursos en otras ideas que tendrán resultados más positivos para la empresa.

El ritmo de la innovación tecnológica no se ralentizará a corto plazo, y la inercia no será una excusa en la sala de juntas cuando una empresa se vea afectada por sus competidores. Por ello, las organizaciones que exploran todos los aspectos del riesgo y crean una cultura que no teme al fracaso están mejor posicionadas para prosperar en este mundo en constante cambio.

 

Frederic Portal es director de Marketing de Producto para Finanzas de Workday en EMEA. Reconocida por Forbes como la segunda empresa más innovadora del mundo, Workday ocupa el segundo puesto en la lista 40 Best Workplaces in Technology, de Fortune. Y es líder en el Cuadrante Mágico de Gartner, tanto de soluciones cloud de gestión de capital humano para medianas y grandes empresas como de soluciones cloud de gestión financiera para multinacionales y medianas y grandes empresas.  


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