Más seny y menos rauxa

23/10/2019

Luis Díez.

En una entrevista reciente de Guillermo Altares con John Le Carré para el diario El País, el novelista británico dice que el Brexit es “la mayor idiotez y la mayor catástrofe que ha perpetrado el Reino Unido desde la invasión de Suez (1956), un desastre autoinfligio del que no podemos echar la culpa a nadie, ni a los irlandeses ni a los europeos… Somos una nación que siempre ha estado integrada en el corazón de Europa. Podemos haber tenido conflictos, pero somos europeos. La idea de que podemos sustituir el acceso al mayor tratado comercial del mundo por el mercado estadounidense es terrorífica. La inestabilidad que provoca Donald Trump como presidente, sus decisiones de egomaniático… ¿Realmente nos vamos a poner a merced de eso en vez de continuar como miembros activos de la UE? Es una locura, es terrorífico y es peligroso”.

Para el autor de Un hombre decente –su última novela aparecida esta semana en las librerías– los británicos sufren “un Gobierno de Mickey Mouse”, tipos de “segunda fila”; soportan unos medios de comunicación “en su 80% en manos de oligarcas que viven en paraísos fiscales”, y padecen “un aumento del neofascismo”. “La mayor amenaza terrorista –añade– actualmente en Reino Unido viene de la ultraderecha, y eso lo dice la policía”. Para este clásico en vida (88 años), ahora mismo es muy difícil ser británico y europeo, debido a la “demonización” de Europa. “Esa gente ha envenenado la atmósfera”, agrega, en referencia a los políticos nefastos y a los grandes medios de comunicación.

Le Carré se esfuerza en explicar que los británicos sufren una manipulación atroz, pues ellos no son como los grandes especuladores y sus instrumentos (políticos mediocres y prensa dúctil) quieren que sean (nacionalistas antieuropeos). Su mensaje se comprende muy bien en España y se experimenta en Cataluña, donde el “Catexit” generado por unos políticos ambiciosos y rastreros, de muy baja calidad intelectual y humana, unos medios de comunicación económicamente débiles al servicio de los que manejan el presupuesto público y un adoctrinamiento insensato y pernicioso están consiguiendo que cada vez sea más difícil ser catalán y español.

“En algún lugar de nuestro país se esconde la vieja estabilidad y el sentido común, pero ha desaparecido del discurso político”, afirma el novelista. ¿Dónde se esconde el “seny” catalán?, nos preguntamos nosotros. Ese seny (del latín, sensus, sentido) que en la cultura catalana significa sensatez, cordura, sentido común y buen humor, parece haberse evaporado para destilar “rauxa”, ese arrebato que obtura el entendimiento e impide a los políticos nacionalistas catalanes avenirse a razones en aras de la convivencia. Bastantes problemas tiene la gente ya y suficiente indignación provoca la precariedad y el desempleo de cientos de miles de jóvenes (y no tan jóvenes) como para que unos políticos de tercera división que cobran como si fueran de primera insistan en su ocupación principal: atizar la discordia y envenenar la convivencia.  A eso conducen sus últimas decisiones de la Mesa del Parlament, insistiendo en reprobar al Jefe del Estado (el rey Felipe VI) y en debatir y votar la libre autodeterminación, con desprecio de todas las normas y derechos democráticos que les permiten estar donde están.

Cuenta la fábula que la rata hambrienta y flaca vio al pájaro tranquilo en su jaula y, tras mucho esfuerzo, logró colarse en ella. Al verla dentro, el pardillo sufrió un sobresalto y murió. La rata se lo engulló. Pero tras el atracón ya no pudo salir de la jaula. La lección viene en el libro Bon Seny, aquella recopilación de enseñanzas morales de la tradición catalana que recopiló Josep Abril i Vigili (1869-1918), animado por el obispo de Vich, Josep Torras. Su lectura es muy interesante y podría resultar provechosa a tantos políticos carentes de sensatez que, además, nos toman por tontos, o sea, carentes de entendimiento.

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