La batalla empresarial entre ACS e Iberdrola, que atravesó la etapa más conflictiva en 2009, se reabre ahora con la documentación, incluidos audios, que se ha filtrado sobre los trabajos presuntamente realizados por el ex comisario Villarejo para la eléctrica.

Las primeras informaciones sobre la relación entre la eléctrica que preside Ignacio Galán y Villarejo saltaron en octubre, y se centraban en eventuales informes que el ex comisario había hecho para la energética centrados en políticos y empresarios de empresas de la competencia, como el entonces máximo directivo de Endesa, Manuel Pizarro. El grupo anunció la apertura (en dos ocasiones) de una exhaustiva investigación interna para tratar de esclarecer la veracidad de las informaciones y si se había incumplido el código ético de la compañía. Al tiempo se señaló que desconocían su posible vinculación con el Centro Exclusivo de Negocios y Transacciones (CENYT), sociedad vinculada a Villarejo.

Si bien ahora el adversario es otro. Y Florentino Pérez, presidente de ACS, ha reaccionado con prontitud ante los contenidos que se focalizaban en el espionaje dentro de los organismos de gestión y gobierno de ACS -incluido el consejo de administración-; y lo que puede ser aún más grave: en su desprestigio por medios que podrían no ser nada ortodoxos.

A continuación de la publicación de esas informaciones, el presidente de ACS optó por personarse en calidad de acusación particular en la pieza separada que el Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ha abierto en la causa que sigue contra el comisario, que está en prisión provisional para investigar los supuestos trabajos realizados para Iberdrola. Y ayer se anunció la dimisión de Manuel Delgado Solís, del consejo de ACS, a propuesta de los Albertos, y que habría sido el contacto de Villarejo durante los meses en los que la constructora ampliaba su presencia en el capital de Iberdrola.

El enfrentamiento entre Ignacio Galán y Florentino Pérez ha sido uno de los más sonados en el Ibex. El presidente de Iberdrola impidió por diversos medios la entrada de ACS en su consejo, pese a que su posición en el capital de la eléctrica se acercó al 20%. Florentino Pérez perdió la batalla y optó por la retirada, con un coste relevante en la cotización de la empresa de infraestructuras.