El egoísmo como motor de España

21/11/2019

Francisco Javier López Martín.

Se enteran de que Sánchez e Iglesias han alcanzado un acuerdo. Las bolsas
bajan, sobre todo los bancos. Los empresarios de CEOE hablan ya de
inseguridad jurídica, de inestabilidad. Ellos querían a un Sánchez maniatado
por Rivera, o por Casado. Luego aclaran lo que entienden por estabilidad. Que
les bajen los impuestos.

En asuntos importantes, los empresarios catalanes no son muy distintos a los
del resto de España y los de Foment del Treball quieren un gobierno moderado
que haga lo que ellos piden: Estabilidad, negocio seguro y buen trato fiscal.
Las organizaciones empresariales del transporte opinan también, entre corte y
corte de carreteras de los independentistas catalanes, y ven en Podemos un
enemigo de los camiones.

Las constructoras y concesionarias de todo tipo de infraestructuras del Estado,
se lamentan de que el negocio puede dejar de ser lo que era. Los grandes
distribuidores temen más impuestos y la patronal alimentaria sospecha la
llegada de la crisis y la disminución de las ventas.Por otra banda, las eléctricas
ven en peligro la gallina de los huevos de oro. Ese sistema de fijación de
precios con que siempre ganan y nunca pierden, a costa de los consumidores.
Las líneas aéreas se temen lo peor.

El Círculo de Empresarios, dale que te pego con los peligros de subida de
impuestos y el mayor gasto público. Los expertos agoreros y a sueldo de
consultoras y los Think Tank anuncian los mayores desastres si Sánchez,
Casado y los restos del naufragio de Rivera, no acuerdan una fórmula de
gobierno y permiten que Podemos entre en las lides de gobierno.

Dicen que la alianza de Sánchez e Iglesias es una coalición Frankenstein y
cantan las bondades de una Gran Coalición PSOE-PP. Estabilidad, liderazgo,
inversiones empresariales garantizadas, mayor consumo y confianza de los
hogares, coalición histórica.

Con todo, son los bancos los más preocupados con el anuncio del acuerdo.
Algunos titulares sitúan a Ana Patricia Botín como gran perdedora de las
elecciones. Darse el abrazo Iglesias y Sánchez y comenzar a caer en bolsa los
bancos del IBEX-35, todo uno.

No gustan esas propuestas podemitas de implantar impuestos a la banca, crear
con Bankia una banca pública y es que, dicen, todo camina hacia el desastre,
las pensiones, la subida de impuestos, nuevas tasas como la Tobin a las
transacciones financieras, o la tasa Google.

Llama la atención que estos movimientos se produzcan, aún antes de formarse
el gobierno y sin que ninguno de los miedos que se propagan haya sido
anunciado tan siquiera, ni mucho menos confirmado en el material escrito que
compone el acuerdo del que disponemos. Pero se trata de sembrar el
desasosiego, la desconfianza y el temor. El egoísmo del cómo va lo mío, que
no el bien común, ni mucho menos la solidaridad, es uno de los principales
motores de España.

Estos días hay titulares llamativos que deberían mover a la preocupación
nacional, también de los empresarios del país. Al parecer la Supercopa de
España se va a jugar durante tres años consecutivos nada menos que en
Arabia Saudí. Los de la Federación Española de Futbol quieren dinero, 40
millones por temporada. No importa nada de nada que los derechos humanos y
la igualdad de la mujer sean pisoteados en Arabia, sin tomar en cuenta las
masacres de Yemen. Además del problema de imagen desastrosa para
nuestra soberanía nacional, esa que tanto preocupa según qué días.
Otros titulares anuncian que cientos de webs comparten datos sobre salud y
medicaciones con Google, Amazon, Facebook, o con corredores de datos
expertos en vender y comprar nuestra información. Datos personales,
confidenciales, sobre nuestras enfermedades, pruebas clínicas, tratamientos,
informaciones de todo tipo, desde diabetes a fertilidad, nombres de los
medicamentos.

La clave son esos pequeños códigos a los que llaman galletitas (cookies) con
los que permitimos acceder a nuestra información personal y que es comprada
y vendida insaciablemente. Nos buscan, nos rastrean, nos investigan, saben
todo sobre nosotros, nos van guiando hacia la compra que terminamos
creyendo necesitar.

También estos días uno de los principales directivos de la banca española se
enfrenta a la imputación por haber participado, como máximo responsable de la
entidad, en la contratación del ahora ex-comisario Villarejo, para espiar durante
años a políticos, empresarios y todo bicho viviente que pudiera entorpecer sus
negocios.

No veo que las bolsas bajen por ninguna de estas noticias. Tampoco que los
clubs empresariales, gabinetes y demás expertos vividores digan nada sobre
estas cosas, como dando por descontado que la corrupción, la manipulación, la
vulneración de derechos humanos, o la discriminación contra la mujer, no
tienen efecto, ni relación alguna, con el negocio en marcha.

Los sindicatos, sin embargo, andan razonablemente esperanzados con este
acuerdo de gobierno. Tardío, incipiente, con muchos problemas para llegar a
obtener la mayoría necesaria y suficiente, sobre todo por los empecinamientos
catalanistas y anticatalanistas, pero necesario para corregir desigualdades,
repartir mejor las cargas y los beneficios, solucionar problemas que terminan
por alimentar el extremismo y el fascismo renacido de las entrañas de la bestia.
Lo doy por bueno y creo que debemos poner toda nuestra atención y esfuerzo
en ayudar a allanar caminos, solucionar problemas y corregir errores que
puedan producirse. No será fácil, pero bienvenido sea el acuerdo. Más vale
tarde que nunca.

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