Mucho me temo que no voy a ser demasiado útil para ustedes porque no tengo respuestas a lo ocurrido durante la semana, si siquiera para el espectacular vuelco del Dow Jones y el S&P 500 en el día de hoy. Pero no se engañe: nadie tiene respuestas. Nadie tiene ni pajolera idea de qué está pasando para que el mercado se tome las cosas tan a la tremenda y lo único que parece claro es que se han pasado varios pueblos en la reacción, al punto de que lo único que parece claro es que se han pasado varios pueblos.

El problema es que el mercado llevaba meses pidiendo a gritos una corrección como Dios manda. Pareció que el terremoto japonés sería el desencadenante de una corrección «decente», pero se produjo un simple bajonazo y nada más. Luego, esos polvos trajeron estos lodos y el lamentable espectáculo dado por los políticos a ambos lados del Atlántico se encargó de agravar aún más las cosas porque los inversores se dieron cuenta de que no hay absolutamente nadie en quien confiar.

Lo de Grecia, resuelto a medias; lo del techo de deuda americano, resuelto a medias; lo de los ataques contra España, resuelto a medias; lo de los ataques a Italia, para eso sí que parece que hay prisa y el BCE se va a poner las pilas, pero más de uno apuesta que se resolverá también a medias, bien porque Berlusconi hará un juego de manos digno de un trilero o porque el BCE se quedará corto.

Cuando las cosas se ponen así, se impone la liquidez. Ya se lo comenté hace unos días y espero que me hicieran caso porque si no me lo hicieron ahora es tarde para vender. Ahora toca aguantar como un campeón a ver si la reacción de hoy en el Dow y en el S&P 500 nos permite coger algo de aire vender un poco más arriba. Eso sí, si no han vendido, pongan un stop en el mínimo de esta semana y bajo ningún concepto permanezcan en el valor si lo vuelve a tocar.

Es una situación seria. De lo que se habla es de una nueva recesión y no se habla con timidez, sino a gritos tan fuertes que hoy casi no han permitido que se escuchara una voz positiva: la del dato de creación de empleo americano. O sí se escuchó, pero alguien prefirió que primero se llegara al infierno y que luego se procediera a la recuperación.

No sé por qué pero me apunto a la segunda opción. Se han pasado varios pueblos y eso no ha sido por casualidad. El volumen ha sido de los que hacen época y eso supone que si alguien vende alguien está comprando y quien compra está claro que espera ganar al alza, así que, verde y con asas. Si yo tuviera lo que hay que tener, estaría lanzando órdenes de compra, pero me parece que voy a optar por la simple liquidez y punto. Bastante hemos visto como para andarse con alegrías.

La única alegría, el brusco viraje del Dow Jones, que recuperó más de 400 puntos para terminar en positivo arrastrando al S&P 500 que cerró en negativo por los pelos. El Nasdaq, nada de nada. Fue un desastre. Al cierre, el Dow Jones subió un 0,54%, el S&P 500 bajaba un 0,06% y el Nasdaq Composite se dejaba un 0,94%.