‘Los hijos’: Postales desde el apocalipsis

29/11/2019

Luis M. del Amo. El director David Serrano sube a escena, con Adriana Ozores, Susi Sánchez y Joaquín Climent, un notable texto de la británica Lucy Kirkwood.

Acierta el director teatral, también guionista y director de cine, David Serrano, al adaptar y llevar a la escena el texto de Lucy Kirkwood Los hijos, una hábil muestra de teatro argumental que explora el tema de la responsabilidad intergeneracional, y subsidiariamente, el papel de las mentiras. Un montaje con tres grandes actores, Adriana Ozores, Susi Sánchez y Joaquín Climent, que tiene además como fondo el atractivo asunto de una catástrofe nuclear.

Un drama que, hasta el 5 de enero en el madrileño Teatro Pavón Kamikaze, estructura su contenido en tres partes bien diferenciadas. Por un lado, un inicio donde irrumpe Rose, la excientífica y excompañera de trabajo interpretada por Adriana Ozores de una pareja de ingenieros jubilados. Un fragmento que se prolonga hasta la aparición de Robin, el marido de Hazel. Y que conduce, entretejiendo el futuro y el pasado de los personajes, hasta un brillante final.

Trayecto argumental que, mediante astutas salidas y entradas de escena, explota el recurso de las diferencias entre la información que manejan los personajes y el público. Y que sirve a su autora para, sin caer en la grandilocuencia, apuntar interesantes variaciones en torno a asuntos que gravitan sobre nuestra envejecida sociedad, como las consecuencias de esa prolongación de la esperanza de vida, la sobreprotección a los hijos y, en general, la imposibilidad de evitar el dolor a los vástagos al romper el cordón umbilical.

Todo ello mediante un conjunto de acciones recluidas en una remota cabaña, abstraída hasta sus límites estructurales por la escenógrafa Monica Boromello, donde la trama, envuelta por los sonidos de Sandra Vicente, se desenvuelve con baños que no funcionan, restricciones eléctricas y clases de yoga.

Una obra, en suma, muy satisfactoria que, además, aporta un par de dibujos de personaje femenino (o no) y que, en conjunto, el director David Serrano acierta a domeñar, logrando afinar los muy distintos talentos de sus intérpretes – visceral el de Sánchez, más técnico el de Ozores –, y donde, quizás, solo se eche en falta algo más de complejidad en el dibujo que el texto hace del personaje de Rose.

No se la pierdan.

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