El show mediático del circo climático

04/12/2019

José María Triper.

Más allá de mensajes políticos manidos y grandilocuentes y de compromisos lejanos en el tiempo y de difícil cumplimiento, la cumbre del clima de Madrid se ha convertido desde sus inicios en un show mediático con visos de espectáculo circense, en el que la estrella principal ha sido esa adolescente sueca Greta Thumberg, con la colaboración especial de un Arnold Schwarzenegger al que finalmente sólo se pudo ver por videoconferencia, perjudicado precisamente por las inclemencias climáticas.

Curioso el caso de esta Greta, que se ha convertido en estandarte de la causa ecologista y desata el fervor de ese falso progresismo callejero y populista, mientras dedica más tiempo a exhibirse y pasearse por el mundo que a formarse, con el beneplácito y el lucro económico de unos padres que, de haberla encaminado al mundo del cine o de las pasarelas ahora estarían siendo acusados de explotación infantil, máxime cuando ahora están promocionando a la hermana como musa del movimiento feminista. “Cosas veredes Sancho”, que decía el hidalgo castellano.

Pero es que la denominada COP25 ya comenzó en Madrid con el contrasentido de una huelga del metro y de los autobuses de la EMT, que aprovecharon la reunión ecologista para paralizar el transporte público en la Capital con el consiguiente incremento sustancial de vehículo privado y la contaminación. Unos sindicatos estos convocantes que seguro encabezarán las manifestaciones y protestas en favor el medio ambiente y que llevarán en su programa la defensa del ecologismo. Toda una demostración de coherencia sobre todo porque las reivindicaciones que demandan al Ayuntamiento son carencias del gobierno podemita de Carmena, aunque entonces no les importaban.

Y que decir de Pedro Sánchez, el presidente en funciones que llegó a la cumbre en un coche eléctrico, pero que en su día a día utiliza los coches oficiales de combustible fósil, que es un entusiasta del Falcon hasta para asistir a conciertos de rock, y que al día siguiente utilizaba un helicóptero para desplazarse a Torrejón, localidad a la que, por cierto, llega el tren de cercanías, que ese día no hacía huelga.

Una cumbre del clima cuyos organizadores se han embolsado también la bonita cantidad de 15 millones de euros de las empresas patrocinadoras, entre las que estaban los grandes bancos y compañías energéticas, ferroviarias, de transporte aéreo. Pero está claro que para ellos el dinero, venga de donde venga, no es contaminante. Como tampoco lo es, o a sí lo consideran, el aluvión de publicidad y promociones consumistas que estas y otras empresas han realizado aprovechando los relumbrones de la cumbre.

En definitiva un circo político y un reality show dirigido desde los poderes fácticos que manejan los entresijos del Planeta y que entristece y avergüenza a quienes de verdad creemos y trabajamos día a día en favor de la ecología, el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático, no con demagogias sino con nuestro ejemplo cotidiano, convencidos además de que las cumbres, como las comisiones de investigación no sirven para nada, o casi. Y ahí están sino las COP. Llevamos 25 y todo sigue igual.

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