El Banco de España constata, en un análisis, una mejora de la capacidad de financiación de la economía española desde el año 2015 y un «modesto» incremento de la posición de inversión internacional (PII) deudora, tras la revisión extraordinaria de la balanza de pagos, realizada en coordinación con el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los cambios introducidos han generado unas estadísticas que miden las relaciones de España con el exterior «de mejor calidad, más adaptadas a los estándares internacionales y más coherentes entre sí».

La serie histórica de la capacidad/necesidad de financiación de la economía española ha registrado una revisión de «cierta magnitud». La revisión, a la baja al inicio del período (la segunda mitad de la década de los noventa) y al alza al final, ha sido más significativa a partir de 2013: 0,5% del PIB ese año y 1% al final del período. Esto se debe a la mejora de las rúbricas de turismo, y, más recientemente, también, aunque en menor medida, los bienes, los otros servicios turísticos y las rentas de inversión.

La nueva estadística confirma que la economía española está registrando, por primera vez en la historia reciente, superávits por cuenta corriente «significativos a lo largo de una fase expansiva prolongada».

«Los datos actuales refuerzan la idea de que no solamente factores cíclicos, sino también otros de carácter más permanente, explican la mejoría experimentada por el saldo exterior, imprescindible para avanzar en la corrección del elevado endeudamiento que España mantiene frente al resto del mundo», afirma los expertos del Banco de España.

La revisión al alza del superávit turístico, fundamentalmente debida a los ingresos, explica algo más de la mitad de la revisión total de la capacidad de financiación desde 2015, y va en aumento a lo largo de la serie, superando los 6.000 millones de euros en 2018 (en torno a un 0,6% del PIB), tras la incorporación del nivel de gasto turístico de la encuesta del INE.

En cuanto a la posición de inversión internacional neta, la revisión ha
tenido un impacto «moderado», puesto que en los primeros años de la serie, el efecto ha sido prácticamente nulo, pasando a ser negativo en el período 2001-2011 (en un 3,1% del PIB, en media) y positivo entre 2012 y 2016 (en un 1,6% del PIB, en media. Finalmente, en los períodos más recientes (2017-2018) el impacto ha vuelto a ser negativo, revisándose la PII de 2018 hasta el -80,4% del PIB, desde el -77,4% del PIB previamente estimado. A la revisión de la PII han contribuido, sobre todo, los cambios en la inversión directa y, dentro de ésta, la que se realiza en inmuebles localizados en España, cuya serie actual refleja más adecuadamente la evolución de los precios.

No obstante, esta rúbrica es uno de los componentes del pasivo de la PII que no suponen una obligación cierta de pago futuro, lo que, según el Banco de España, debe ser tenido en cuenta a la hora de analizar el verdadero grado de vulnerabilidad exterior de la economía que puede tener la deuda externa.