Hay días que el mercado no está para nada y otros en los que pasa de todo. Y otros en los que pasa de todo y el mercado no está para nada. Pues bien, hoy ha sido uno de estos últimos. Comenzó la jornada con subidas, que en el caso delo Ibex fueron realmente espectaculares, al rebufo de las compras de deuda española e italiana por parte del Banco Central Europeo y terminaron con bajadas más espectaculares aún.

Y es que en el fondo, nadie podía abstraerse a que era el primer día de mercado con Estados Unidos despojado de su rating habitual, la triple A. Por mucho que el Banco Central Europeo tratara de dinamizar el mercado relajando la prima de riesgo, en apenas una hora desde la apertura las cosas se orientaron hacia el sur ¡¡y de qué manera!!

No hay duda de que Europa no cuenta ni lo más mínimo en este momento. Si relajamos la presión sobre la deuda va a dar exactamente igual así que cualquier esfuerzo será bien recibido pero sus resultados solo podrán apreciarse a medio plazo, cuando amaine la tormenta sobre Estados Unidos, si es que amaina, porque el pulso que se está librando allí es de los realmente históricos.

Entre tanto, a este lado del Atlántico nos conformaremos con caer algo menos que los demás, que es a lo que se dedica el Ibex en estos días, y poco más. No tenemos ni un solo as en la manga y, lo que es peor, puede que nos quedemos sin manga. Estamos a merced de una tormenta y nuestra propia tormenta, que tanto miedo daba hace solo un mes, ahora mismo no llega ni a vendaval.

Así las cosas, no es de extrañar que todo caiga con estrépito, con verdadero estrépito, día tras día. El Siempre razonable Dax alemán se ha dejado un 5,02%, el habitualmente cauteloso FTSE británico ha perdido un 3,39% y el alocado CAC parisino ha caído un 4,68%. El mejor, una vez más, el Ibex, que «sólo» se ha dejado un 2,44%. Está visto que nos conformamos ya con cualquier cosa.