Jornada de auténtica pesadilla la vivida en Wall Street, que sufrió la sexta mayor caída de la historia, lo que deja bien a las claras la gravedad de la crisis de confianza por la que atraviesa el mercado. A mí me parece un pánico injustificado y bastante interesado, pero el pánico existe y se palpa cada minuto en el mercado neoyorkino.

Es cierto que el juego es tan antiguo como la bolsa misma, pero no es menos cierto que es también tan peligroso como los son los momentos críticos del mercado. Aquí se está jugando claramente a que la Fed quede obligada a poner en marcha nuevos estímulos y lo que casi nadie entiende es por qué no ha reaccionado ya de alguna manera Ben Bernanke. Serán las sacrosantas vacaciones…

El caso es que por primera vez en la historia Wall Street ha vivido una sesión en la que Estados Unidos ya no tenía la máxima nota posible en la calificación financiera de su deuda. S&P ha cumplido su amenaza y ha despojado a la todavía primera potencia mundial de su triple A. Y no sólo eso. Ha asegurando que hay un 33% de posibilidad de que el rating sea nuevamente rebajado en un plazo de entre 6 y 24 meses.

Dice que los políticos no han conseguido disipar las dudas existentes sobre el programa de recorte del déficit y que eso pesa como una losa sobre el país. Por su parte, algunos políticos se han apresurado ya a desempolvar aquellas amenazas contra las agencias de rating que luego quedaron en nada pero que tan bien quedaron cuando quebró todo el entramado «subprime».

A ver si todo esto va a tenjer la feliz consecuencia de que alguien pone coto a los desmanes de los innombrables, aunque la verdad es que no confío nada en ello. Los políticos americanos son tan malos como los nuestros y no duden que tras las declaraciones del día se volverán de vacaciones y tan contentos.

Yo que ellos empezaría a ponerme las pilas porque los amigos chinos se van a cabrear y mucho. Tienen cantidades indecentes de dinero invertidas en deuda americana y ahora todo está bajo sospecha. Tan bajo sospecha como para que el Dow Jones se despeñara hoy la friolera del 5,55%, el S&P 500 un 6,66% y el Nasdaq Composite un 6,90%. Un desastre en toda regla.