La decisión de Boeing de paralizar temporal o de forma definitiva la producción del 737 MAX (la cuestión no está aclarada) está repercutiendo en el conjunto de la industria aeronáutica y de las empresas aéreas. Si bien el tema es complejo, por las subcontrataciones que se suscriben en el sector, lo que reflejan los movimientos de los inversores es una conclusión que parece obvia: Boeing pierde y Airbus gana. Mientras, las repercusiones a largo plazo empiezan a analizarse: la prensa de Estados Unidos estima que el coste para Boeing podría ascender a 20.000 millones de dólares.
En las últimas cuatro jornadas bursátiles, la acción de Boeing ha pasado de valer 346 dólares a 327 dólares, aunque el efecto de la crisis del 747 MAX ya estaba recogido en la cotización; por el contrario, los títulos del consorcio aeronáutico europeo suben de 124 euros a 131,5 euros. No obstante, la capitalización bursátil del empresa americana se mantiene por encima:184.000 millones de dólares, frente a los 102.780 millones de euros del grupo con sede en Toulouse (Francia).
Los expertos también analizan en que medida Airbus puede incrementar la producción del A320 Neo, sin conocer aún cuál será la decisión definitiva de Boeing. O la repercusión, si por fin opta por un retraso, en la puesta en marcha de nuevo de las cadenas de producción. Para el grupo estadounidense, el 737 MAX es su aparato estrella que acapara la mayor parte de los pedidos, aunque los dos accidentes con víctimas mortales han supuesto que aumente el stock de este modelo, pese a que ya en marzo redujo la producción. En medios empresariales se indica que tiene unos 800 aparatos de este modelo aparcados en sus hangares.
También se espera la reacción de las aerolíneas, entre ellas el grupo angloespañol IAG o la irlandesa Ryanair, también Air Europa, que se ven implicadas en el proceso con macropedidos, sin una solución en el horizonte. Pero entre las más perjudicadas están las grandes americanas como American Airlines y Southwest Airlines. Desde las asociaciones de empresas aéreas y de turismo se indica que algunas aerolíneas habían planificado las próximas temporadas teniendo con la idea de que iban a 747 MAX, y que ahora tendrán que revisar sus programas.
Por otro lado, la dirección de Airbus Defence and Space ha anunciado que iniciará diálogos con los representantes de sus empleados sobre las posibles medidas que podría tomar la compañía para abordar la estructura de costes y mantener la competitividad de la división a largo plazo.
El consejero delegado de la división, Dirk Hoke, ha manifestado que, si bien las perspectivas generales del negocio «siguen siendo sólidas», la división ha «tenido que hacer frente a contratiempos no durante los últimos tres años que han afectado a los pedidos recibidos, al Ebit y al rendimiento general», sin que los programas de mejora hayan logrado compensar la situación.
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