Birmania o Myanmar (como ahora se llama) tiene mucho que ofrecer al visitante. Es un destino exótico que mezcla cultura, tradición y preciosos parajes naturales. A continuación seleccionamos las experiencias imprescindibles que hay que disfrutar en estas tierras.

La ciudad colonial que habitó Pablo Neruda. Una de las sorpresas que guarda Rangún -hoy Yangón- es la casa y el barrio en los que habitó el chileno en los años 20 durante su etapa como cónsul. Aquí esbozó su Residencia en la Tierra, obra de poemas en la que despliega un romanticismo genuino, desafiante y apasionado. Algunos de ellos fueron inspirados por su amante birmana Josie Bliss. Hoy el centro vital está en el Jardín Mahabandoola donde están los principales edificios patrimoniales, como el ayuntamiento, el Tribunal Supremo y el monumento a la Independencia. A su sombra y a la de los chinthes que lo rodean (deidades mitad león, mitad dragón) se reúnen los lugareños.

El oro de la Scwedagon Paya. Es el principal monumento del país, una pagoda de 99 metros de altura y uno de los lugares más sagrados del budismo ya que allí se conservan pelos del maestro. Está decorada con 27.000 kilos de pan de oro y en la parte superior hay incrustados miles diamantes, rubíes, zafiros, otras gemas y más de mil campanas doradas.

La ciudad de las cinco mil pagodas. Las pagodas en Bagan son de todos los tamaños, la mayoría de ladrillo y solo unas pocas doradas, casi todas de los siglos XII y XIII. Es el complejo religioso más grande del mundo que ya deslumbró a Marco Polo y la Unesco lo acaba de incluir en su lista de Patrimonio de la Humanidad. El conjunto es espectacular al caer el sol. Cuando el tiempo y la temperatura lo permite, el cielo se llena de globos aerostáticos que ofrecen un espectáculo sorprendente.

Observar el retrato más vivo de Buda… cubierto de oro. En Mandalay hay que visitar la pagoda de Mahamuni; es la que representa la imagen más real de Buda, la más venerada y es uno de los lugares de peregrinación budista más importantes de Birmania. La imagen de Mahamuni está consagrada en una pequeña cámara coronada con un techo de estilo birmano Pyatthat de siete niveles.

Recorrer el puente de los mil pilotes. El puente U-Bein, situado en Amarapura, a pocos kilómetros de Mandalay, es la pasarela de madera de teca más larga del mundo con sus más de 1.200 metros sobre el lago Taungthaman. Se trata de uno de los enclaves más fotografiados del país. El reflejo de los más de mil postes de madera que lo sostienen sobre el agua es un espectáculo inolvidable, sobre todo en la puesta de sol o al amanecer, cuando cientos de aldeanos y monjes lo cruzan.

Descubrir los pescadores que reman con un pie. El lago Inle es otro de los iconos de Myanmar. Es un enorme y sereno lago bordeado por pantanos, jardines y huertas flotantes, con aldeas de casas de madera como palafitos y los inevitables templos budistas que se elevan sobre el agua. Los alrededores del lago están repletos de altas montañas cubiertas de vegetación.

Disfrutar una gastronomía original. Aunque sus países vecinos influyen en la cocina, la comida no se parece directamente a la tailandesa, india o china. Una comida típica de Myanmar se organiza alrededor del arroz con platos de pescado o carne que se cocinan con cebolla y salsa de ajo. Las ensaladas son una guarnición popular y algunas, como la ensalada de hojas de té en escabeche llamada iahpet, se comen como bocadillos. Mo hi khar, un caldo de pescado espeso con finos fideos de arroz, es posiblemente el plato nacional más famoso y generalmente se come en el desayuno. En los puestos callejeros cuesta unos 25 céntimos de euro. Otra opción deliciosa es el popular ohno kaukswe, una sopa de pollo a base de coco con fideos.

Cómo ir. No hay vuelos directos desde España a Yangón. El buscador Jetcost recomienda como una de las mejores opciones la compañía Emirates que vuela con una corta escala a Dubai y ofrece buenos precios.

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