¿Seguirá España la senda de Italia y dirá adiós al dinero en efectivo?

20/01/2020

Luis Garvía, profesor de ICADE. Sería útil para combatir la economía sumergida y la evasión fiscal.

La emisión de billetes, como herramienta que sirve de medio de pago, es uno de los primeros frutos de la imprenta que sirvieron para cimentar la revolución industrial. El sistema económico industrial convive en la actualidad con Internet. Se hacen pagos en efectivo, se vota en papel o se conducen coches de gasolina, en la misma época en la que aparecen nuevas y disruptivas formas de relacionarnos. Los procesos de transición están lejos de ser instantáneos, y en ocasiones como las descritas, llegan a requerir un cambio de mentalidad tan fuerte en la sociedad que solo se puede alcanzar mediante el cambio generacional.

En la transición del dinero físico al dinero digital es necesario distinguir dos etapas diferentes. En una primera etapa se sigue usando el mismo dinero que se usaba antes en papel o en metálico, pero con medios digitales (banca digital, tarjetas de crédito o débito o pagos por el móvil). En esta primera etapa la estructura del sistema financiero se mantiene. Este artículo está centrado en la transición que representa esta primera etapa.

En una segunda etapa, el propio dinero se transforma. Un céntimo de euro en el mundo industrial apenas tiene valor. En Internet, en cambio, el número de transacciones que realizan los dispositivos conectados, o los likes que puede tener un influencer, se cuentan por cientos de miles. En Internet se necesita dinero divisible mucho más allá de los céntimos, capaz de transferirse sin comisiones ni intermediarios, ágil y líquido, que se mueva a la misma velocidad a la cual se mueve la información. Esta segunda etapa de la transición ha comenzado a producirse ya y promete cambiar radicalmente el sector financiero. Aunque el artículo esté centrado en la primera etapa, hay que considerar que el cambio va más allá de la simple sustitución tecnológica.

Según un informe elaborado por el Banco Central Europeo, en España el 87% de las transacciones del 2016 fueron realizadas en efectivo. La media europea es del 79% de las operaciones, significando un 54% del valor transado. Aunque algunos países como Holanda tengan un porcentaje mayor de penetración de los medios digitales (45%) y la tendencia sea al alza, todavía queda mucho camino por recorrer en el proceso. Si bien la mayor parte de las grandes transacciones se realizan por medios digitales, la utilización del efectivo es masiva en los pagos de menor importe. El citado informe explica que dos tercios de los pagos fueron por menos de 15 euros, de los cuales el 88% se realizó en efectivo.

Economía sumergida y evasión fiscal
Esta baja penetración de los medios de pago digitales favorece la economía sumergida y la evasión fiscal. Aunque difícilmente otra tecnología sea capaz de proteger mejor la privacidad del usuario que el dinero efectivo, es razonable considerar también perjudicial la pérdida de información que se produce con él. Todo esto ha motivado que Italia, y probablemente España en el corto plazo, haya declarado la guerra al efectivo con el plan Italia Cashless. El ejecutivo de Giuseppe Conte, además de sancionar a los comercios que se nieguen a aceptar pagos con tarjeta, va a presupuestar más de 3.000 millones de euros en bonificaciones y otros descuentos para los usuarios de medios digitales.

Italia estima que está dejando de ingresar en sus arcas públicas por los pagos en efectivo en torno a 35.000 millones de euros anuales en concepto de IVA. ¿Seguirá nuestro nuevo ministro de Consumo la senda italiana?

Imagen: Ahmad Ardity (pixabay.com).

Aún así, todo lo anterior representa solo la punta del iceberg de la transformación que está experimentando nuestro sistema económico. Nuestros gobiernos miopes por fin están comenzando a incentivar la transformación, aunque sea con la esperanza de aumentar sus ingresos fiscales. China, en cambio, con una visión a mucho más largo plazo, lleva ya años promoviendo entre otras las plataformas de pago de AliPay (Alibaba) y WeChat. Estamos perdiendo un tiempo precioso, que sin duda otros están aprovechando. Tanto Europa como España, en lugar de dedicarse a discutir de nacionalismos varios y a proteger los intereses de los monopolios procedentes del antiguo sistema industrial, deberían de mirar unidas hacia un prometedor futuro.

 

Luis Garvía, profesor de Finanzas en ICADE Business School.

Luis Garvía Vega es, desde 2009, profesor en las áreas de contabilidad y finanzas, matemática financiera, ética y estrategia, entre otras disciplinas, en la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE. Estudió Ingeniería Industrial Superior en ICAI, Administración y Dirección de Empresas y de Derecho en la UNED y un Executive MBA en IESE Business School. Doctor en finanzas por ICADE, investigó la relación entre el riesgo sistémico y los proyectos financiados por Project Finance.


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⇒ Seguir en Twitter a @lgarvia y a la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE (@UCOMILLAS)

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