Una puerta a la esperanza y una decisión errónea

12/08/2011

Miguel Larrañaga. 12-08-2011

La semana acaba casi en el mismo sitio en el que empezó si medimos cuantitativamente, pero ha avanzado mucho si medimos cualitativamente.

Para empezar, las dos o tres últimas sesiones han marcado una intensa reacción que ha llevado incluso al FTSE y al índice belga a concluir la semana con ganancias, lo que es mucho a las alturas en las que estamos. Para el resto de índices la reacción ha supuesto limitar las pérdidas semanales a valores que casi parecen ridículos si miramos lo que ocurría al cierre del martes o mediada la sesión del miércoles-

Veamos qué ha ocurrido en términos semanales: el Dax ha perdido un 3,82%, el FTSE ha avanzado un 1,39%, el CAC se ha dejado un 1,97%, el Ibex ha caído un 0,28%, el Mibtel ha retrocedido un 0,79%, el Aex holandés se ha dejado un 1,50% y el Bel20 de Bruselas ha subido un 3,9%.

Coincidirán conmigo en que ha habido un cambio respecto a la semana precedente, aunque esto no signifique que la situación ha cambiado. Simplemente no ha empeorado y eso ya es mucho decir después de las oleadas de pánico que hemos vivido. A los índices europeos les queda aún mucho por demostrar antes que alguien en su sano juicio pueda determinar que han vuelto a una tendencia alcista.

Por tanto, llueve menos, pero no ha escampado ni mucho menos. Las cosas siguen dificilísimas y encima los gobernantes se afanan en complicarlas aún más prohibiendo los cortos en las acciones del sistema financiero. Cuatro países han tomado esta medida: España, Francia, Bélgica e Italia y los informes hablan de que se ha conseguido el objetivo de frenar la especulación contra el sistema financiero.

A mí, en cambio, me parece todo lo contrario. En la lucha contra la especulación, los mandamases están siempre confundiendo al enemigo. No es un especulador quien abre un corto sobre acciones de tal o cual banco, es un especulador quien esparce interesadamente rumores como el de que Francia va a ver rebajado su ratong de inmediato.

Prohibimos los cortos, tarde por cierto, y dejamos que se vaya de rositas el verdadero enemigo, que se hizo de oro cerrando sus posiciones bajistas mientras esparcía el rumor. Lo peor es que es facilísimo coger a estos tipos, pero son poderosos y nadie se atreve a ir a por ellos. El mercado es el hogar del especulador. Quien viene aquí es a especular, ya sea al alza o a la baja. Viene a hacerse rico o a arruinarse y punto.

Blinden ustedes otro tipo de mercados en los que sí nos jugamos la vida y dejen ustedes a las acciones ir a su libre albedrío. Entren a saco en la especulación con los ratings sobre deuda soberana, pongan coto al oligopolio de los innombrables. Den un paso más allá y vigilen de cerca la especulación sobre materias primas alimentarias o sobre el petróleo del que todos dependemos nos guste o no. Pero dejen en paz las acciones, que ahí no está el problema.

El verdadero problema es la miopía de quienes sienten que están haciendo lo que deben protegiendo a los bancos (los cortos solo se prohíben sobre estas acciones). Dejen ustedes de ser intervencionistas donde no deben serlo, que hasta donde uno sabe un banco es un negocio privado, y sean ustedes intervencionistas donde deben serlo, que es con los bonos, las letras y los ratings. El problema es que vigilar todo eso supone mucho conocimiento y mucho trabajo (y hasta ahí puedo leer sin decir nada que me vaya a suponer una querella).

Total, que la reacción de los mercados ha sido bastante positiva y abre la puerta a la esperanza, mientras que la reacción de los «vigilantes del mercado» ha sido intervencionista, necia, absurda, equivocada y dirigida dónde no deben.

Y a pesar de todo. los índices han avanzado significativamente en el día de hoy. En concreto, el Dax un 3,45%, el FTSE otro 3,45%, el CAC un 4,02% y el Ibex un 4,28%. Descansemos el fin de semana que la semana que viene promete ser de las decisivas.

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