Las teorías conspirativas no son mi fuerte. Prefiero los gráficos, los índicadores, las líneas e incluso las noticias si se trata de analizar una sóla jornada. Y los gráficos y los indicadores no cuadran con el resto de cosas que se van conociendo de dentro del mercado.

No cuadra que las compras por parte de insiders se hayan disparado. No hablo de pequeñeces, hablo de altos ejecutivos que han aprovechado los recortes para inversir millones de dólares en acciones de las empresas que dirigen. Se da la feliz circunstancia de que se han publicado los resultados y ahora se puede comprar y lo hacen aprovechando las caídas. Es más, la orgía de compras ha comenzado esta semana y afecta a empresas de distintos sectores.

No cuadra que las gigantescas caídas vayan acompañadas del volumen más alto de los dos últimos años. La última vez que sucedió que las caídas generaron un volumen enorme y los insiders comenzaron a actuar con fuerza fue en los meses de febrero y marzo de 2009. ¿Recuerdan qué pasó después?

Cuando los índices caen sin volumen representan claramente el perfil de la crisis, nadie quiere comprar y el volumen baja. En cambio, ahora parece que todo el mundo quiere comprar porque, recuerdo, para que se venda una acción alguien tiene que comprarla. Si alguien quiere vender sus acciones a veinte dólares y no encuentra compradores empezará a bajar el precio hasta que encuentra alguien que se las compre. Ahora mismo parece que hay compradores por cada escalón de precios, al céntimo. Y eso no cuadra con el pánico que aparentemente se ha generado.

Tampoco cuadra que en los blogs del mundillo y en las publicaciones más serias comience a hablarse sin tapujos de los sistemas automáticos de alta frecuencia como el origen del desaguisado. Ya en el pasado la SEC dirigió sus miradas contra este fenómeno y no encontró forma de atajarlo.

Se trata de sistemas computerizados que compran y venden acciones o futuros en función del cumplimiento de determinados algoritmos matemáticos que se han demostrado que tienen una esperanza estadística positiva. Ganan poco dinero muchísimas veces al día y en eso basan su operativa. ¿Por qué culpar a estos sistemas? Porque no tienen cara y ojos y no se van a defender. Seguramente les culpan los mismos que los han desarrollado, usado y explotado hasta la saciedad para no verse en el centro de una tormenta que amenaza con llegar.

Son muchas cosas las que no cuadran y no es la primera vez que observo este tipo de cosas en los últimos meses. Si hay pánico, hay pánico pero no hay lo que estamos teniendo.

Da risa ver cómo se respetan hasta las directrices de los canales alcistas y se evita por todos los medios que se produzcan dos cierres por debajo de ellas. Demasiado bien calculado todo como para no sospechar que nos quieren hacer un lío si no nos lo han hecho ya.

Aún así, insisto en que operar ahora mismo es una locura. Mejor esperar en liquidez a ver por dónde desemboca esta riada porque no tengan duda alguna de que desembocará en algún sitio. Particularmente creo que en una QE3 porque la confianza del consumidor se encuentra bajo mínimos y eso es lo peor que le puede ocurrir a la economía americana, pero es que no cuadra ni eso. Si el empleo da muestras de incipiente solidez y las ventas minoristas van creciendo ¿de dónde sale el desánimo del consumidor? En mi modesta opinión también es incongruente, salvo que nos estén engañando con mayúsculas o que el episodio dado por los políticos y el techo de deuda sea la causa del sesgo de la estadística.

En fin, que si pudiéramos obviar todo lo demás, quedaría precioso decirles que el Dow Jones ha subido más de 100 puntos por tercer día consecutivo. ¿Ven como no cuadra con el pánico? En fin, lo dejo en los fríos datos. El Dow Jones ha subido un 1,13%, el S&P 500 un ‘0,53% y el Nasdaq Composite un 0,61%