
Fuente y elaboración: EPA (INE).
El año pasado los extranjeros dispuestos a trabajar en España crecieron un 6,5%. Casi 300.000 personas más mayores de 16 años que se sumaron a la fuerza de trabajo. Y que elevaron un 1% la población activa, por encima de los 23,15 millones de personas.
Así, según los datos de la encuesta de población activa (EPA), la población mayor de 16 años en España roza los 39,43 millones de personas. Y eso incluye tanto a los mencionados 23,15 millones de activos, que se dividen a su vez en casi 20 millones de ocupados y 3,12 millones de parados, como a los 16,27 millones de inactivos; incluyendo nacionales y extranjeros.
De ellos, los extranjeros representan un total de 4,33 millones de personas mayores de 16 años; entre 3,1 millones de activos – compuestos por 2,47 millones de ocupados y 615.000 parados – y 1,25 millones de inactivos.
Unas cifras que arrojan una tasa de actividad entre la población inmigrante del 71,2%; trece puntos mayor que la del conjunto de la población, un 58,7%, según los datos correspondientes a 2019 de la encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Entre los extranjeros, sin embargo, la tasa de paro roza el 20%; esto es, seis puntos por encima del 13,78% que sufre el conjunto de la población.
Se aceleran las llegadas
La recuperación económica y del mercado de trabajo han reactivado la llegada de inmigrantes. Y las llegadas no dejan de acelerarse, a tenor de los datos. En 2017, la población extranjera mayor de 16 años creció un 0,3%; la mitad del crecimiento que mostraría un año después, el 0,6%; y muy lejos del 1% al que aumento el pasado 2019 en este segmento de población extranjera.
En cambio, los incrementos en términos de población activa son mucho más destacados. En 2017, la población activa extranjera aumentó un 1,1%; la tercera parte que un año después, en 2018, cuando la población activa creció un 3,3%; y lejos del aún del 6,5% de incremento de la población activa con que cerró el pasado ejercicio 2019, según la EPA.
Entre tanto, el mercado de trabajo apenas incorporó nacionales. De hecho, el número de activos nacionales menguó un 0,6% en 2017, volvió a bajar un 0,1% un año después, en 2018; y retomó tasas positivas en 2019, cuando creció un magro 0,2% al cierre del ejercicio.
Estos datos arrojan una tasa de actividad entre los nacionales del 57,1%; es decir, catorce puntos por debajo que muestran los extranjeros, el 71,2%.
Según el Banco de España, la diferencia tan abultada entre las diferentes tasas de actividad por nacionalidad se debe a la muy distinta estructura de edad que presentan ambas poblaciones, muy sesgada hacia los adultos jóvenes en edad de trabajar, en el caso de los extranjeros.
Diferencias por edad o sexo
Otras variables, como la edad o el sexo, explican también otras diferencias en la composición de la fuerza de trabajo en España. Por edad, el grupo entre 30 y 44 años son los que muestran una mayor disposición a trabajar: un 90% de ellos tiene trabajo o lo busca activamente, según la EPA.
En cambio, la tasa de actividad baja hasta el 54,4% en la franja de edad que va de 16 a 29 años; y al 46,2% entre los de 45 años o más.
Por sexos, la tasa de actividad de los varones cereró 2019 en el 64,3%; esto es, once puntos por delante del 53,3% de las mujeres.
Por formación, aquellos que tienen un mayor nivel de formación son quienes muestran una mayor disposición a trabajar; un 80% de ellos están dispuestos a hacerlo. En cambio, la tasa de actividad cae hasta el 64,5% en el caso de estudios medios. Y apenas supera el 25,3% en el caso de estudios bajos; un punto menos que en 2017.
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