Perfox, una de las empresas más importantes en el sector de la demolición técnica en España, congregó a unas 300 personas en la Real Fábrica de Tapices de Madrid para celebrar sus primeros 45 años de vida. Participaron personas del mundo de la construcción (OHL, Acciona, FCC, Dragados, Ferrovial, Grupo Ortiz, San José, Bouyghes, son algunos clientes de Perfox), la banca, la fabricación de equipos, proveedores, y también empleados y directivos de la compañía. Entre los asistentes, Miguel Garrido, presidente de CEIM y vicepresidente de CEOE; José Alberto González Ruiz, secretario general de CEOE; y Pedro Fernández Alen, secretario general de Cepyme. Y la familia Núñez Navarro, propietaria de la empresa.

Entre las demostraciones de los robots de última generación de Perfox, su director general, Ramiro Núñez, repasó la historia de esta organización familiar desde su fundación por parte de su padre, Daniel Núñez Albacete, quien en los años 60 fue pionero en ejecutar trabajos submarinos con hombres ranas. En 1974 introdujo en España el uso de la lanza térmica y consolidó la perforación y corte de materiales duros por oxitermia, lo que es ahora Perfox.

El director general de Perfox recordó el lema de la empresa, “demoler sin destruir, demoler para construir”. “Nuestra técnica está orientada a la demolición que no destruye, que contribuye a construir. Cuando hay un trabajo complicado donde se necesita controlar la demolición, trabajos de gran complejidad técnica y de ejecución, ahí estamos nosotros, en primera línea”, asegura. «La demolición es un muerto para las constructoras», afirma gráficamente.

Entre los ejemplos de esa demolición «para construir», el edificio Windsor, el complejo Canalejas, el Edificio España, el estadio Santiago Bernábe, el soterramiento de la M-30 u en Madrid; el viaducto del  Guiniguada (en Las Palmas de Gran Canaria); el nuevo puerto de Tánger, la modificación de la presa del pantano de Alarcón, la reconstrucción de Chile tras los desastres causados por el terremoto del 2010.

En un discurso emotivo, el director general de Perfox quiso transmitir sobre todo su profundo agradecimiento a los trabajadores de la empresa por su esfuerzo y dedicación en estos años de tantas dificultades para el sector de la construcción. Pero, sobre todo, a sus padres, Daniel y Carmen, «los auténticos artífices del alma de la empresa, por su coraje genuino y capacidad de hacer crecer a Perfox con la honestidad como principio inquebrantable en el quehacer diario». Y recuerda un consejo del fundador: «tener los pies en la tierra».

También a sus hermanos: «somos una empresa familiar, no sé cuál es el reparto del capital, ni me importa».

Después de subrayar que 2019 «ha sido el mejor año de los 45», Ramiro Núñez destaca la importancia de estar preparados para enfrentarse con responsabilidad y compromiso a «nuestros grandes retos diarios como la innovación, la digitalización, el cambio climático, la sostenibilidad o la concienciación social». «La celebración de sus primeros 45 años de vida y de su liderazgo en el sector de la demolición, para Perfox es una  mirada al futuro,con ilusión y con el objetivo  de proyectarse hacia cimas todavía más altas”, concluye su director general.