Milka, que revolucionó el mercado del chocolate con el lanzamiento en 1901 de su inconfundible envoltorio lila, basa su estrategia comercial en mostrar de dónde sale su leche y «el secreto de su cremosidad»: pequeñas granjas familiares en los Alpes, en las que habitan unas 60 vacas en cada una de ellas.

La marca de chocolates suiza, cuyos origenes se remontan a mediados del siglo XIX en Suiza, donde Philippe Suchard transformó el chocolate de un producto del que únicamente podía disfrutar una minoría en Europa a algo que podía ser saboreado por todo el mundo, presenta una campaña con la que pone de relieve el cuidado y la forma en la que son tratadas sus vacas y la leche que se obtiene de ellas, como uno de los elementos clave para lograr la cremosidad de Milka.

El nombre de Milka fue desarrollado precisamente para identificar un nuevo producto, fruto de la combinación de la leche y el cacao.

Esa campaña tiene como protagonistas a «vacas reales» de esas granjas de los Alpes suizos: Lotta, Katja, Lola, Marisa. Milka pone nombre a sus vacas lecheras, y las convierte en protagonistas de sus envoltorios, que conservan el color lila.

«La suavidad del chocolate Milka se percibe desde que se parte la primera onza y se toma el primer bocado. Su cremosidad es tan característica que consigue que se derrita lentamente, liberando así un sabor especial de chocolate con leche en el paladar. Una de las claves de esta cremosidad reside en la leche empleada en el chocolate procedente de vacas alpinas que son cuidadas con gran mimo y criadas en pequeñas granjas familiares por ganaderos, que comparten los mismos valores que la marca», explican en la empresa.

“Desde hace más de 120 años, la leche de las vacas de Milka es 100% alpina, procedente de pequeñas granjas familiares con una media de 60 vacas cada una, situadas en un radio de 100 kilómetros dentro de la región de los Alpes”, asegura Roberto Cappato, Senior Brand Manager de Milka en España.

Talleres familiares

Al mismo tiempo, Milka lanza un plan de educación familiar en el chocolate. A través de la recreación de una auténtica granja alpina hecha a partir de figuras de chocolate, los consumidores podrán disfrutar de un fin de semana con talleres para toda la familia.

La compañía ha recreado una granja, hecha a partir de chocolate Milka, que previamente ha sido atemperado para realizar las diferentes formas de ésta. Se trata de una técnica esencial para obtener unos resultados óptimos a la hora de trabajar el chocolate, que le aporta su brillo y consistencia propia, y en el caso de Milka, le ayuda a resaltar aún más su cremosidad.

Situada en la calle General Lacy, 48 de Madrid, la granja de chocolate Milka permanecerá abierta con el objetivo de que todo el que quiera pueda sumergirse en un mundo de chocolate y aquellos que se hayan inscrito podrán disfrutar de diferentes talleres en los que aprender a hacer figuras con chocolate y decorarlas, así como recrear animales típicos de la granja de la mano del maestro chocolatero Nacho Gómez y de la influencer y repostera Alma Cupcakes.

Nacho Gómez recomienda calentar el chocolate con leche en el microondas hasta alcanzar los 45-47 grados (hasta los 55 grados en el negro), y comprobarlo con un termómetro digital, para manipularlo y hacer figuras como la granja . Prefiere el microondas a otras técnicas, como el baño María, porque «calienta de dentro afuera», y el bol de plástico. Y desaconseja guardar el chocolate en la nevera, porque «si está muy frío no se aprecia todo su sabor».