El Banco Central Europeo (BCE) ha mantenido sin cambios los tipos de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de facilidad de depósito continuará en el -0,50% y la de facilidad de préstamo en el 0,25%. Una decisión diferente a la bajada anunciada por la Reserva Federal estadounidense o bancos centrales como los de Inglaterra y Canadá, que parecían haber adelantado la senda que seguiría la institución monetaria europea.
La institución presidida por Christine Lagarde ha optado por mostrar todas sus armas: comprará hasta finales de año 120.000 millones adicionales en bonos de deuda hasta finales del presente año y anuncia además nuevas inyecciones de liquidez, a traves de una serie de subastas de liquidez temporales hasta junio de 2020.
Esta decisión parece más bien intentar dar tranquilidad a las Bolsas europeas, que llevan varias semanas asomándose al precipicio. De esta forma, el BCE utiliza todas sus herramientas para evitar una recesión.
Sin embargo, permanecen las dudas ya que en la anterior crisis estas compras de activos e inyecciones de liquidez no tuvieron todo el efecto esperado. Pero Lagarde ha comprobado de primera mano que las decisiones de la Fed o el Banco de Inglaterra de rebajar los tipos de interés tampoco han sido efectivas.
Ahora Lagarde espera a las decisiones que adopten los jefes de Estado y ministros de Finanzas de la eurozona, que se reunirán el próximo lunes, mientras ya les ha pedido que adopten medidas y planes de estímulo cuanto antes para evitar la peor de las recesiones, evitando que los créditos se agoten.
De esta forma, el Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves activar parcialmente el colchón de capital y liquidez de la banca debido al impacto «significativo» del coronavirus en la economía.
En concreto, la autoridad monetaria permitirá a los bancos operar de forma temporal por debajo de los niveles de capital definidos en el Pilar 2, el colchón de conservación de capital (CCB, por sus siglas en inglés) y el ratio de cobertura de liquidez (LCR).
«El BCE considera que estas medidas temporales serán mejoradas con la relajación apropiada del colchón de capital anticíclico (CCyB) por parte de las autoridades macroprudenciales nacionales», ha apostillado el organismo.
Asimismo, los supervisores han autorizado a las entidades bancarias a utilizar instrumentos de capital que no califican como CET1, como aquellos instrumentos de Tier 1 adicional o Tier 2, para cumplir con los requerimientos del Pilar 2.
«El coronavirus está demostrando ser un ‘shock’ significativo para nuestras economías. Los bancos necesitan estar en una posición de seguir financiando a los hogares y las empresas que experimentan dificultades temporales. Las medidas de supervisión acordadas hoy están dirigidas a apoyar que los bancos sirvan a la economía y a atajar los desafíos operativos», ha explicado el presidente del Consejo de Supervisión del BCE, Andrea Enria.
El instituto emisor considera que estas medidas «proporcionan un alivio de capital significativo para los bancos en apoyo de la economía».
«Esperamos que los bancos usen estos efectos positivos procedentes de estas medidas para apoyar a la economía y no para incrementar las distribuciones de dividendos o la retribución variable», ha alertado el BCE.
Por otro lado, los supervisores han explicado que están dialogando con la banca sobre medidas individuales, como aplazar inspecciones presenciales o extender las fechas límite para implementar las recomendaciones procedentes de inspecciones ya realizadas.
«Los colchones de capital y liquidez se han diseñado con el objetivo de permitir a los bancos sobreponerse a situaciones estresadas como esta. El sector bancario europeo ha construido una cantidad significativa de estos colchones», ha indicado el BCE.
Reacciones
Paul Diggle, Senior Economist de Aberdeen Standard Investments, interpreta que «se han producido dos aciertos y un fallo».» Los éxitos se refieren al aumento del programa QE y el nuevo programa TLTRO-III, dos medidas que son claramente bienvenidas y deberían ayudar a mantener la liquidez en la economía. El tipo de interés del -0,75% en los préstamos de TLTRO a los bancos es una innovación importante, porque es la primera vez que el banco central presta a los bancos a un tipo inferior al oficial- en cierto sentido, es un recorte de los tipos muy dirigido-«, argumenta.
«El fallo tiene que ver con que no se ha producido una rebaja en la facilidad de depósitos principal, lo que resulta una decepción frente a las expectativas del mercado, y envía la señal de que incluso el propio BCE piensa que está al final del camino cuando se trata de recortar los tipos de interés», añade.
Frank Häusler, estratega jefe de Vontobel Asset Management, coincide en que la decisión del BCE fue poco satisfactoria para los inversores. «Aunque un recorte de los tipos no habría ayudado a la economía de forma directa, al menos habría sido una señal de apoyo y probablemente habría mejorado las condiciones financieras- sobre todo teniendo en cuenta que Lagarde reconoció no estar muy cerca del límite inferior efectivo. Las compras de activos adicionales de 120.000 millones hasta el final del año son más de lo mismo. Sin duda, esto apoyará indirectamente a las pymes al proporcionar mejores condiciones de refinanciación a los bancos de la zona euro con programas LTRO y TLTRO más favorables·, argumenta.
«Sin embargo, la impresión general de las medidas del BCE y de la posterior rueda de prensa de Lagarde es la de un Consejo de Gobierno dividido y desprovisto de compromiso en medio de una grave recesión económica«, subraya.
Azad Zangana, Senior European Economist and Estrategist de Schroders, destaca que «los mercados no han respondido favorablemente al anuncio» del BCE. El rendimiento de los bonos soberanos de Italia ha aumentado (los precios han caído), ya que los
inversores están saliendo en estampida del mercado de deuda más vulnerable de Europa. «Creemos que los mercados buscaban un recorte de los tipos de interés y el BCE no lo ha logrado satisfacer sus expectativas», resalta.
«Si bien la liquidez adicional para los bancos es sensata, las entidades ya están inundadas de liquidez, y como la presidente del BCE, C. Lagarde, ha mencionado en la conferencia de prensa, los bancos no han mostrado signos de estrés hasta la fecha. La política expansiva QE adicional también es útil; sin embargo, el BCE no ha abandonado sus límites de emisión y su suscripción de capital (norma por la que se rige la compra de bonos de Estado), lo que significa que no puede centrar los 120.000 millones de euros de la QE en los mercados que más lo necesitan (por ejemplo, Italia)», argumenta.
«Una relajación en la clave de capital habría aumentado la confianza del mercado, pero al mismo tiempo significaría que el BCE estaría en el terreno de la financiación monetaria, lo cual es ilegal bajo su mandato actual. En última instancia, el poder del BCE es muy limitado. Una política fiscal coordinada es la que debe tomar las riendas para que se introduzcan las herramientas políticas adecuadas para apoyar a los hogares y a las empresas con dificultades«, señala.
Ulrike Kastens, Economist Europe de DWS, señala que «las expectativas del Banco Central Europeo rara vez han sido más altas, precisamente porque siempre fue obvio que el BCE sólo puede contribuir en una pequeña parte a la solución de la crisis del coronavirus». «Tal vez por eso ni siquiera trató de cumplir con las expectativas del mercado. El mercado probablemente se habría satisfecho sólo si sus expectativas se hubieran superado», precisa.
«El BCE se ha unido a otros grandes bancos centrales para ofrecer un paquete específico para apoyar las condiciones financieras. Sin embargo, lo hizo mucho menos agresivamente que otros grandes bancos centrales. Christine Lagarde dejó claro al principio de la rueda de prensa que la política fiscal es necesaria en este entorno económico. En consecuencia, pidió a los gobiernos europeos que adoptaran una política fiscal coordinada y sustancial, flanqueada por el BCE. Eso ya no era un llamado, sino casi una súplica, que a su vez puede ser vista como una admisión de cuán limitadas son las opciones del BCE en este caso», argumenta.
«La tasa de depósito mantuvo sin cambios en el -0,5%. El mercado ciertamente esperaba una señal diferente aquí», opina.
«¿Son suficientes las medidas? En vista de que la situación empeora día a día, seguramente es demasiado pronto para responder con un «eso es todo». El propio BCE tuvo que admitir que los parámetros externos están cambiando rápidamente. Sus previsiones de crecimiento en particular: sólo redujo el crecimiento del PIB de la eurozona en 2020 al 0,8% del 1,1%, situándose muy por detrás de la curva. Esta previsión de crecimiento no tiene en cuenta la crisis del precio del petróleo ni las medidas de defensa contra el coronavirus recientemente ampliadas en los distintos países. Por lo tanto, la presión para hacer más se mantendrá alta», concluye.
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