Las compañías aéreas de todo el mundo, incluidas las más grandes y relevantes, temen por su futuro. Así, sin matices. Es cierto que la crisis del coronavirus que está tendiendo unas repercusiones en el tráfico aéreo sin precedentes les obliga a presentar sin paliativos la situación tan catastrófica que están atravesando para lograr medidas de apoyo de los Gobiernos y de las autoridades de Bruselas. Mas también es verdad que no están capacitadas, al igual que ocurre en otras actividades, para tomar medidas eficaces ante un panorama tan incierto.
Una de las primeras voces que ha reflejado esta situación ha sido la del consejero delegado de British Airways, Álex Cruz: «es una crisis global de proporciones nunca vistas». El responsable de la emblemática compañía británica, del grupo IAG, admitía el riesgo que para su supervivencia el grupo atraviesa por el hundimiento de la demanda.
En una línea similar se ha pronunciado el consejo de administración de Lufthansa, que agrupa, además de la aerolínea alemana, a Swiss Airlines, Eurowings y a Austrian Airlines. A la cancelación de 23.000 vuelos entre el 29 de marzo y el 24 de abril se une la decisión de no repartir dividendos a cargo de su ejercicio 2019, debido a la «crisis excepcional» y con el objetivo de preservar la liquidez.
Advierte de los efectos por las anulaciones masivas de viajes y del cierre de las fronteras. Escenario que la obliga a anunciar que su programa de vuelos podría reducirse más; hasta un 70%. Dentro del programa de reducción de costes, el grupo aplaza inversiones y reduce el horario laboral de su plantilla. También Iberia, Ryanair, Air Europa se ha unido a medidas laborales -con el anuncio de ERTE- a la espera de la evolución de la pandemia. En una línea similar Air France-KLM ha anunciado recortes de plantilla.
En este contexto, el presidente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac, ha manifestado a Reuters que, si la crisis se prolonga dos o tres meses, habrá quiebras y fusiones, mientras que la caída de la facturación será «probablemente superior» a los 102.000 millones de euros.
La única medida positiva para las compañías europeas ha llegado desde Bruselas respecto a los slots: relaja las normas y no obligará a las compañías a operar al menos el 80% de sus franjas horarias asignadas hasta el próximo 30 de junio.
Al otro lado del Atlántico, el panorama no es muy diferente y las aerolíneas estadounidenses han anunciado recortes drásticos en sus planes de vuelo a partir del lunes debido a la prohibición de entrada a Estados Unidos para los viajeros procedentes de Europa, que se extenderá también a Reino Unido y a Irlanda.
American Airlines planea reducir su capacidad en vuelos internacionales en un 75% respecto al año pasado y sus vuelos nacionales (en Estados Unidos) en un 20% en abril y en un 30% en mayo. Delta Airlines anunció el domingo que está en proceso de adaptar su programa de vuelo a esta nueva prohibición.