Política con el coronavirus

20/03/2020

Josep M. Orta.

En Catalunya se tiene la sensación que las medidas tomadas por la Generalitat van dos pasos adelante que las que adopta un Gobierno central que ha asumido todas las competencias. Para muchos es un nuevo 155 enmascarado de virrus.

La petición de la Generalitat de confinar Catalunya y en especial los puertos, aeropuertos y fronteras como una medida que, según los catalanes, frenaría de una manera considerable la expansión del coronavirus ha sido desechada una y otra vez por quien tiene las competencias para hacerlo. Ello ha propiciado que el president Torra lo haya denunciado primero en una entrevista a la BBC y después con sendas cartas a las máximas autoridades europeas.

Esta reacción no ha gustado en el Gobierno de Madrid y tanto el ministro del Interior, Fernando Marlaska, como la de Defensa, Margarita Robles, han salido en tromba para acusar al presidente catalán de deslealtad y de no buscar el interés de los catalanes si no el suyo propio.

Todo es del color del cristal con que se mira. Los hospitales catalanes están bajo mínimos, incluso hacen llamamientos al personal sanitario jubilado o los estudiantes de los últimos cursos para que se incorporen y ayuden a los superagotados profesionales. El material sanitario escasea mientras el ministerio de Sanidad de alguna manera acepta que los trámites burocráticos en la frontera pueden retrasa el reparto de este material con el objetivo de evitar el “abuso de precio o tráfico ilícito”.

Mientras los sanitarios catalanes se protegen con bolsas de basura la consejera de Sanidad denunció que la guardia civil ha requisado material sanitario que estaba destinado a los hospitales catalanes, concretamente al hospital de Igualada (región que está confinada y no se puede entrar ni salir).

Tampoco ha gustado la presencia del Ejército para desinfectar instalaciones como en aeropuerto y el puerto de Barcelona. Con un amplio despliegue y perfectamente equipados rociaban el jueves las instalaciones del aeropuerto, lo que contrastaba con el escaso material que está a disposición de los hospitales. También choca que mientras las ruedas informativas que ofrecen los responsables dela Generalitat, el consejero de turno está rodeados de personal sanitario y de seguridad ciudadana, las que ofrece el Gobierno central lo hace rodeado de altos cargos de cuerpos armados .

Es evidente que la política ha entrado de lleno en la crisis del coronavirus y al gobierno catalán le ha sabido muy mal que le retiraran unas competencias que tenía en exclusiva para gestionar la pandemia, pero además transmite la sensación que las medidas que propone el Gobierno central las hace a destiempo propiciando la propagación del virus. Y las tesis que defienden los expertos de la sanidad catalana se desoyen no tanto por que no sean razonables si no precisamente por donde provienen y en este pulso por el poder el Gobierno central quiere dejar claro que “aquí mando yo”

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