El silencio habla bien alto

27/03/2020

Miguel Ángel Valero. "Todo es una búsqueda interminable de amor. Nada más. Ese es el sentido de la vida. Pero nadie quiere reconocer la necesidad insaciable de contacto con otras personas", cuenta Elba Pedrosa en "Lo que no sabías".

«El silencio tiene para mí el mismo significado que la muerte», dice Roberto, uno de los protagonistas de «Lo que no sabías» (Carena, 178 páginas), de Elba Pedrosa, canaria que ejerce de gallega. Porque el silencio es, sin duda, el gran protagonista de esta historia contada a dos voces, madre (Marisa) e hijo (Roberto).

Es un libro distinto, muy bello, intimista, breve pero muy intenso, bien escrito, pero nada fácil, que hay que leer al menos dos veces para saborear sus reflexiones sobre el presente, el pasado, la vida («Todo es una búsqueda interminable de amor. Nada más. Ese es el sentido de la vida. Pero nadie quiere reconocer la necesidad insaciable de contacto con otras personas»), el papel de la mujer, la pasión, el cambio, los sentimientos, los secretos, la verdad («¿No es que cada uno hace lo que le da la gana y que en la vida todos mentimos con cada pequeña cosa que hacemos cuando en el fondo no querríamos haberla hecho?»), los aciertos y las equivocaciones, y, siempre, ese silencio que habla bien alto. «El silencio parecía sesgar nuestras lenguas» (Marisa), «un silencio profundo que había dejado muchas preguntas sin resolver» (Roberto).

Marisa, una mujer valiente y tenaz, autobligada a forjarse un carácter emprendedor (abre la primera librería del pueblo, A Magnolia, que «siempre será mejor que salir al mar a trabajar»), cuenta su historia, que es la de muchas mujeres, especialmente en Galicia, esperando a que el marido vuelva de la mar, «una experiencia tan dura, que me sume en la tristeza». Las cartas que escribe a Celso, un amigo de la adolescencia que, como muchos gallegos, ha tenido que emigrar, son el arma que utiliza en su lucha contra la soledad, que «me acecha cada mañana nada más despertarme sola, e intenta terminar conmigo también al caer la noche».

Aprende que somos «pájaros que buscamos el amor y acabamos en una jaula sin poder volver a volar jamás», que «la sonrisa es luz y la electricidad no es gratis». «No perdono haber elegido el silencio para esconder el montón de mentiras que nunca conseguirían hacerme feliz. No era amor, fue una miseria de libertad», escribe a Celso.

El contrapunto lo pone el hijo, Roberto, que reprocha a su padre el desamparo que sufre al tiempo que muestra una extraordinaria admiración por su madre. Recuerda su adolescencia, mientras busca constantemente la verdad, el secreto que sobrevuela sobre su familia. Y reclama tiempo para que su madre «pudiera reinventarse y reconstruir los pedazos que habían quedado», «el plazo que cada persona necesita para poder separar el pasado que olvidar del futuro que disfrutar«.

«El mar vomitó recuerdos de cuando era pequeño, momentos que tenía ocultos en el olvido, espacios del silencio con el que había cargado siempre», cuenta Roberto, que proclama: «Los homenajes hay que hacerlos en vida porque los muertos ya no los pueden celebrar desde el silencio, hay que dejarles marchar».

 

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.