Una vela y más donaciones

03/04/2020

Maite Vázquez del Río.

Estamos viviendo muchas crisis. Esta vez no fue la burbuja inmobiliaria detrás de la cual se encontraban los bancos; en 2020 la crisis es sanitaria y ha paralizado prácticamente la actividad en todo el planeta. Es en estos momentos cuando se ve cómo «colabora» cada uno. Desde el confinamiento en las casas también se contribuye, y los que pueden extienden su solidaridad en la medida de su situación y circunstancias. Desde Amancio Ortega, pasando por sanitarios ya retirados o jubilados, a los vecinos que hacen la compra a sus más mayores… Cualquier gesto es una ayuda… Por eso choca aún más la actuación de la Iglesia, cuya solidaridad se basa para esta Semana Santa en encender una vela y pedir más donaciones.

Increíble, pero cierto. No se ceden partes de sueldos por parte de los religiosos que los cobran, ni se escucha ningún tipo de donación, salvo del Padre Ángel que como siempre hace lo que puede entre sus posibilidades y contactos que tiene. Pero la Iglesia española, la Conferencia Episcolpal y medidos comunicación como Cope, TRECE y Ecclesia nos acaban de invitar a la «solidaridad» -el motivo, el día del Amor Fraterno que coincide con el Jueves Santo- encendiendo una vela en la cena y haciendo una donación a la campaña de emergencia «Cada gesto cuenta», que ha lanzado Cáritas. Y si no, a través de las iniciativas lanzadas por las 70 Cáritas Diocesanas de España bajo el lema «La caridad no cierra».

¿Dónde está el donativo directo de la Iglesia? ¿Cómo está contribuyendo con mascarillas, aparatos de respiración, guantes, ayuda de todo tipo como alguna donación a la investigación…? Desde el Vaticano, en una Plaza de San Pedro totalmente vacía, el Papa Francisco envía sus benciones y oraciones, pero ¿dónde se queda, a qué se destina, todo el dinero que acumula a lo largo de siglos y siglos el Vaticano? ¿Para qué sirve toda su riqueza si en situaciones como ésta no contribuyen a paliar la situación en la que quedarán millones de personas?

A cambio, sólo las velas que cada uno se tiene que comprar, una oración-bendición, con un eslógan para prender mechas: «La fraternidad alumbra la esperanza».

La curia se lamenta de solo haber podido celebrar la Eucaristía de manera virtual y pretende que con la vela que encendámos poder unirnos en comunidad fraterna y alumbrar la Pascua y como si no fuera con ellos que démos apoyo económico a Cáritas para ayudar a las personas en situación más vulnerable. Considerando que se ahorran el IBI y demás tributos, sería un detalle por su parte anunciar donaciones millonarias por parte de la Iglesia española, que Hacienda año tras año está subvencionando a través de las aportaciones de los contribuyentes. ¿Podrían este año renunciar a su casilla?

Cáritas, como siempre, estará alerta para la que se avecina, dado que muchas personas quedarán en situación vulnerable, pero ¿qué es más perentorio, mantener templos, sueldos a religiosos o dar comida y cobijo a las personas? Creyentes y contribuyentes como siempre contribuirán, ¿pero y la Iglesia?

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