¿Arrimar el hombro? Pues no

09/04/2020

Luis Díez.

Se llame de la Moncloa, de la Zarzuela –que algunos millones mal disfrazados podría aportar– o de la carrera de San Jerónimo –traductor de la Biblia Vulgata–, el pacto para la reconstrucción económica y social de España ha suscitado, ya oficialmente, el rechazo más absoluto de las derechas nacionales. El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, planteó el día de Jueves Santo en el Congreso de los Diputados “un gran acuerdo” para la reconstrucción del país tras la “hibernación” de la actividad económica provocada por el coronavirus, y recibió el rechazo de PP y Vox.

El presidente acudió al pleno del Congreso a defender la segunda prórroga del estado de alarma (hasta el 26 de abril) que ha permitido frenar la epidemia y reducir los contagios. “La pandemia está bajo control”, dijo, aunque se mostró cauto y convencido de que tendrá que solicitar la tercera antes levantar el confinamiento. Pero no se quedó ahí. Lanzó la propuesta de alcanzar un gran acuerdo para la reconstrucción del país, unos nuevos Pactos de la Moncloa como los suscritos en 1978 para contener entonces la inflación y los salarios.

Sánchez, que cuantificó en 128.000 millones de euros la cantidad de dinero público aportado para paliar la parálisis económica, anunció su intención de convocar a las fuerzas políticas, los agentes sociales y los presidentes autonómicos la próxima semana desde la Moncloa con el fin de abordar la salida escalonada de la crisis y la reconstrucción económica y social del país. “Nada va a ser igual ni en España ni en Europa”, afirmó, y dirigió su convocatoria a “todas las fuerzas que quieran arrimar el hombro”.

El líder del PP ya había calificado de “señuelo” la propuesta de Sánchez y optó por restarle valor y centrarse en la crítica de la gestión sanitaria de la crisis con unos datos aleatorios y mal sazonados. Su intención era proyectar el mensaje de que el Gobierno ha actuado tarde, miente, elude la transparencia y además pretende hibernar el Parlamento. Algo insólito a lo que Sánchez replicó con cifras, fechas, declaraciones de la OMS y respuestas y comparecencias parlamentarias, en contraste con el comportamiento de varias asambleas autonómicas con mayoría del PP, Cs y Vox, las de Andalucía, Madrid y Murcia, que ha sido cerrada.

Casado no tuvo empacho en afirmar que “España necesita un gobierno que no mienta”, la famosa frase que dirigió el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba al entonces jefe del Gobierno, José María Aznar, cuando, 48 horas después de los atentados del 11 de marzo de 2004 seguía achacando a ETA la autoría aunque ya había pruebas para atribuirla al terrorismo islamista. En todo caso, el dirigente del PP dejó claro que lo de “arrimar el hombro” no va con ellos, que se despeinan y han de ahorrar fuerzas para el futuro. Tildó de “trampantojo” la iniciativa del presidente del Gobierno y le preguntó: “¿Cómo quiere pactar un gran acuerdo si ni siquiera nos llama para acordar unos decretos?” A continuación anunció su voto en contra de las medidas sociales y económicas. “No queremos arruinar España”, proclamó.

Si el líder del PP se irritó mucho con las críticas de la portavoz socialista, Adriana Lastra, el jefe de la formación voxista de ultraderecha, Santiago Abascal, encajó con cara de cemento armado la acusación del propio presidente Sánchez y de otros portavoces de difundir millones de bulos con robots replicantes en las redes sociales. Ese personaje utilizó la tribuna para lanzar infamias, como que el Gobierno está ocultando los muertos, y recomendó a Sánchez: “Pague la nómina y dimita”.

Los demás grupos parlamentarios, incluido Cs, mostraron posiciones más constructivas, aun cuando los catalanes de ERC y Junts per Cat, anunciaron su abstención. Aitor Esteban, del PNV, dudó que el nombre de “pactos de la Moncloa” sea el correcto para abrochar el gran acuerdo. “Hoy tenemos instituciones democráticas suficientes para residenciar los acuerdos”, dijo antes de manifestar el compromiso de su partido a arrimar el hombro y respaldar la “renta básica” para los necesitados de solidaridad.

Sánchez, que no ocultó la caída del PIB y el paso “del 1% al negro en el horizonte inmediato” se refirió en términos críticos al comportamiento de los países del norte de la UE, a la que pidió “la sindicación de la deuda”. El dirigente socialista afirmó que “ la UE está en peligro si no hay solidaridad. Este escenario exige contundencia y ni la austeridad ni los recortes son el camino”. Ya veremos. De la experiencia de la crisis de 2008 para “refundar el capitalismo” ya colegimos la receta: trabajar más y ganar menos.

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