¿Cuánto vale una vida humana?

12/04/2020

Francisco Canos.

Quizás sea un artículo provocativo y poco ético. Tomar decisiones que pueden traer consecuencias graves, exige tener la mayor información posible sobre las implicaciones de cada alternativa.

Frente a la pandemia del Coronavirus, se ha elegido proteger la vida humana a toda costa. Para su implementación en España, a falta de suficiente material de protección y de tests, se ha optado por la vía del confinamiento de las personas.

Esto tiene un impacto económico severo del que ya hay algún dato. Si en el primer trimestre del año, economías como Francia o Alemania declaran un impacto negativo de entre el 5% al 6% del PIB, probablemente cuando se incluyan los peores meses de abril y mayo nos vayamos a impactos cercanos al 10% o peor.

La alternativa de proteger la vida humana a toda costa no era la única opción. Podríamos haber elegido proteger la economía a toda costa o una vía intermedia. En un ejercicio socrático, me atrevo a plantear las consecuencias tanto humanas como económicas de haber elegido proteger la economía a toda costa.

 El valor económico de la vida humana (“VEVH”)

Todos los esfuerzos de las sociedades “avanzadas” están siendo dirigidos a contener la pandemia protegiendo la vida humana y anteponiéndola a cualquier otro aspecto. Esto se hace porque la sociedad sobreentiende que la vida humana no tiene precio. Y si lo tuviera, ¿cuánto valdría una vida humana?

Y claro, no soy el único que ha pensado sobre esto. Tim Harford en su artículo “How do we value a statistical life?” ya introduce provocadoras nociones sobre el valor de la vida humana. Cita un estudio de las US Air Force de 1950 en el que recomendaba valorar la vida de los pilotos en cero. O al premio Nobel en economía Thomas Schelling comentando que cuando en una familia trabajadora fallecía el que trae el sustento a casa, su familia iba a echarle de menos; a él y a sus ingresos. El ingeniero Ronald Howard propuso una unidad de medida denominada “micromort” que es algo así como una posibilidad entre un millón de riesgo de muerte. La “US Environmental Protection Agency” valora la vida en aproximadamente $10m, es decir $10 por micromuerte (una por millón) evitada.

Entre unos y otros, la valoración de la vida puede ser muy discutible, pero el hecho es que tratan el tema y lo intentan cuantificar. Voy a proponer un ángulo diferente en cuanto a la valoración de una vida humana. Una directora de RR.HH. me comentó que el valor económico de alguien es igual a su coste de reposición. Lo primero, por tanto, es cuantificar el valor económico de cada potencial fallecimiento. Aún sabiendo que ningún método es necesariamente exacto, me atrevo a proponer que el valor económico intrínseco de una persona sea igual al valor presente de los ingresos que le quedan por contribuir. Dicho de otra manera, sería el valor contributivo anual de cada español en edad de contribuir (renta per cápita contributiva) multiplicado por el número de años que le quedasen por contribuir (vida contributiva).

El PIB español es de aproximadamente 1,25 billones (españoles) de euros (2019), con lo que tenemos una renta per cápita aproximada de algo más de 26,500 euros. No todos contribuimos igual, pero ya que estamos hablando de estadísticas, rangos y aproximaciones, podríamos asumir que este PIB lo generan las personas en edad de producir, o población contributiva (no confundir con población activa). Es decir, entre los 16 y los 70 años aproximadamente. En ese rango de edades hay 33,16 millones de personas en España. Por tanto, la renta per cápita contributiva (RPCC) en España sería de unos €37,500.

Determinada la RPCC, el Valor Económico de una Vida Humana (VEVH) en España sería la multiplicación de este RPCC por la diferencia entre su edad y la edad tope de contribución, que podríamos poner en los 70 años. De esa manera, el valor económico de un español medio cuando nace en términos contributivos sería de unos 2 millones de euros (diferencia entre 70 años y 16 años (54) multiplicado por la RPCC (€37,500)). Un norteamericano, aplicando el mismo método, tendría un valor de unos 5 millones de dólares. Su VEVH decrece con la edad. Una persona de 30 años tendría un valor de €1,5 millones, una de 40 años de €1,13 millones, una de 50 años de €750 mil, etc.

Estimación de Fallecidos por COVID19

Establecido el VEVH, el siguiente paso es establecer cuántos podrían morir si no hiciéramos absolutamente nada. Vayamos al caso peor, asumiendo que contagia al 100% de la población española y ya más tarde podremos hacer ajustes. Estaríamos contagiados unos 46,7 millones españoles (censo 2018). Imaginemos que no dejamos de trabajar, ni de ir a los cines, ni dejar de hacer nada que estuviéramos haciendo antes de la pandemia. Dada la rapidez de propagación del virus, se entendería que todos fuesen contagiados a lo largo de este año.

De estos contagiados habría que calcular cuántos, por desgracia, fallecerían. Según los datos de mortalidad por edades, y teniendo en cuenta cuanta población se halla en cada rango de edades, si todos los españoles nos contagiáramos, el número esperado de fallecidos sería de 930,766. Casi un millón de fallecidos por coronavirus.

Este sería el valor máximo dentro de un rango que podría ir desde una estimación muy benevolente del 15% de la población hasta una estimación dada por países como Alemania del 70% de la población.

Valor Económico de los Fallecidos por COVID19 e impacto en el PIB

Veamos cual podría ser la estimación del impacto de los fallecidos a través del cese de su renta contributiva. Si un español desaparece y no es sustituido por otro inmediatamente de sus mismas características, podríamos asumir que su contribución deja de existir desde el momento de su desaparición y hasta que hubiera muerto en otras circunstancias estadísticamente hablando (vida esperada de unos 82 años).

Si afectase al 100% de la población (repartida por su rango de edad y ratio de fallecimiento), fallecerían unas 930,000 personas, el impacto total sería de 144,583 millones de euros, un 11,62% del PIB español. El resultado viene de agregar la multiplicación de cada fallecido en un rango de edad por su VEVH en función de la edad que tuviera.

A partir de ahí podemos establecer escenarios más o menos conservadores. La Canciller alemana establece este ratio de contagio en alrededor del 70% de la población.

Si fuera así, se contagiarían en España aproximadamente 32,5 millones de personas, fallecerían unas 650,000 personas y el impacto en el PIB sería del 8,13%. Si fuera del 15% de la población, fallecerían 140,000 personas y el impacto en el PIB sería del 1.75%.

El dilema de elegir

En economía, no se trata de mejores o peores absolutos, sino más bien de mejores o peores relativos. Comparar entre dos alternativas y ver cuál es la mejor o la menos mala. Tres reputados economistas José Emilio Boscá, Javier Ferri (Universidad de Valencia y FEDEA) y Rafael Doménech (Universidad de Valencia y BBVA Research), citados en un artículo de Rebeca Gimeno el pasado 29 de marzo, establecen escenarios basados en las medidas tomadas por el Gobierno, y que llegan a un impacto en PIB de casi el 8%. En mi opinión, y por desgracia, se van a quedar cortos. Dados los datos ya conocidos del primer trimestre en Francia y Alemania, y teniendo en cuenta las particularidades de la economía española, probablemente el escenario elegido por el Gobierno nos lleve a cifras de entre el 10% al 14% en PIB este año con un número de fallecidos que probablemente estén por encima de las 25,000 personas. Ojalá me equivoque.

Conclusión

En ningún momento hemos introducido la componente ética o moral. Ni el deber social hacia los más desfavorecidos. Ni tampoco el impacto en este caso particular hacia la gente que nos ha dado la vida, nos ha cuidado y nos ha hecho ser lo que hoy somos.

Sin embargo, la gente que tiene que decidir necesita tener en sus manos todos los ángulos posibles desde los que mirar de frente a esta pandemia. Ninguna medida está exenta de consecuencias negativas. Se habla de sobrevivir a la pandemia para morir de hambre después. Implícitamente, se está introduciendo el aspecto económico en la ecuación, pero no he visto que se intenten cuantificar explícitamente los impactos de priorizar una u otra alternativa (o combinación de ellas) desde el punto de vista económico y de mortandad.

Proteger la economía a toda costa es muy radical, pero irnos completamente al otro lado puede traer consecuencias nefastas en el medio plazo. Una opción dinámica basada en la combinación de protección a las personas, entendiendo el coste económico y ajustando las medidas para minimizar los resultados negativos sería la mejor alternativa. He querido introducir el lado “oscuro” de la ecuación. Sólo teniendo en cuenta todos los baremos, podremos juzgar a posteriori las medidas que se han tomado, y a quienes las tomaron.

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