Cambio radical de estrategia. Si hasta hace unas semanas las autoridades de Bruselas miraban bajo el microscopio cualquier intervención de apoyo de los Estados miembros en las empresas de su país, ahora no solo va a mirar hacia otro lado, sino que reclaman medidas para evitar que empresas debilitadas y que se han derrumbado en Bolsa pasen a manos de naciones que no forman parte de la UE. Y con especial preocupación miran hacia China, país que, pese a ser el origen del coronavirus, parece contar con una economía que se va resentir menos que las occidentales.
Las medidas que se muestran más cercanas son las que corresponderán a las aerolíneas, uno de los sectores más castigados por esta crisis. En este ámbito existen negociaciones entre los Ejecutivos de Francia y Holanda para evitar el hundimiento del grupo Air France KLM, y con objetivos similares entre el Gobierno de Angela Merkel y Lufthansa. El caso de IAG, que agrupa a British Airways e Iberia, entre otras aerolíneas, es más complicado por el Brexit, si bien los respectivos Gobiernos están dispuestos a apoyar a las antiguas compañías de bandera.
Otro caso que ya se ha encauzado es la operadora alemana de viajes TUI que, de hecho, ha sido rescatada por el erario público. El sector turístico, y más en España, Francia e Italia, van necesitar apoyos con diferentes medidas.
No obstante, a la UE le interesa más compañías estratégicas por su tecnología y por el tipo de servicios que prestan, como las operadoras de telecomunicaciones. En este sentido se ha pronunciado la comisaria europea de la Competencia y vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, en Financial Times, señalando que no se opondrán a que los Estados participen de manera activa en los mercados si resulta necesario para prevenir adquisiciones.
Admite que existe el riesgo de que empresas puedan ser adquiridas por su actual situación de vulnerabilidad. Y que desde Bruselas se trabaja para garantizar que los países de la Unión Europa (UE) se puedan proteger ante la competencia de otras compañías. Y con especial cuidado si son estatales, como lo son grandes corporaciones chinas.
En realidad esta es una batalla que no ha nacido en este errático 2020. Algunos Gobiernos de la UE, en especial los de Francia y Alemania, llevan tiempo reclamando medidas que eviten lo que consideran una competencia desleal por parte de empresas chinas que acceden a los mercados europeos con el apoyo financiero del Gobierno de Pekin. Y que pueden, asimismo, comprar participaciones que les dé el control del capital y la gestión.
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