No deseo parecer frívolo pero muchos viajeros se acercan hasta Ávila, apenas 110 km al noroeste de Madrid, en busca de su muralla medieval y tras los pasos de los santos Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Sin embargo, confieso que viajé en busca de su famoso chuletón. Y mereció la pena: el chuletón y la ciudad.
Azorín dijo de ella que era «quizá la ciudad más siglo XVI de España» y no seré yo quien se lo discuta. Lo primero que me sorprendió al acercarme a la ciudad fue el magnífico estado de conservación de la muralla que rodea todo el casco histórico. Los españoles tenemos la costumbre de quejarnos de todo lo nuestro y aunque en algunos casos tengamos motivos, deberíamos sentir orgullo de muchas de nuestras ciudades y de nuestro Patrimonio Monumental y Cultural y Ávila es prueba de ello. Pasear por sus calles medievales empinadas con sobrios palacios por aquí y por allí, Los Dávila, Serrano, Verdugo, Bracamonte, Polentinos o de Juan de Henao, este último reconvertido en la actualidad en un singular Parador Nacional junto a la Muralla, la catedral o las iglesias llega a abrumar con tanta riqueza monumental. De ahí que el casco antiguo, la Muralla y las iglesias situadas extramuros han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Y todo en una pequeña ciudad de apenas 59.000 habitantes.
La Santa y sus yemas
De las nueve puertas que posee la muralla, franqueo por la Puerta de la Santa o de Montenegro, por la que se accede a la Casa de Santa Teresa. Los carmelitas descalzos adquirieron en el siglo XVI esta casa donde nació Santa Teresa para edificar en ella una iglesia y un convento. El siguiente hito de Ávila, es su catedral, que forma parte de sus murallas. De estilo gótico, se edificó sobre un templo anterior románico. Merece la pena detenerse en el Altar de los Reyes, de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo; en el magnífico coro; capilla mayor; el retablo de Pedro de Berruguete; el claustro y las salas del museo catedralicio donde se conserva la custodia, y ante un cuadro de El Greco. Son bellísimas sus elevadas y sencillas vidrieras que otorgan una gran luminosidad al templo. El precio de entrada es de 4 euros para adultos.
Al salir de la Catedral me dirijo a la cercana Puerta de Carnicerías donde existe un punto de información y uno de los diferentes accesos de subida a la muralla ( 8 euros pero con excelentes vistas). La Muralla de Ávila es el mejor ejemplo de arquitectura militar del románico en España y modelo único de la arquitectura medieval europea. 2 kilómetros y medio de perímetro, 88 torreones y 9 puertas. Sorprende las numerosas casas que están construídas junto a la Muralla. Existe un mirador a la salida de la ciudad en dirección a Salamanca desde el que puede contemplarse la muralla en todo su perímetro en lo que parece una visión medieval que apenas ha transformado el paso del tiempo. En ese mismo lugar se encuentra el Hostal Mirador de Avila.
Paseo por las almenas y cubos de la Muralla tomando bellas panorámicas de extramuros del moderno Centro Municipal de Exposiciones y Congresos situado junto a la carretera de Madrid y que cuenta con un buen restaurante con amplia terraza. Comienzan a llegarme deliciosos olores a horno y a chuletón de ternera.
No puedo resistir la tentación y desciendo de las almenas en busca del restaurante Las Murallas. Tomo mesa y mantel y pido unas patatas revolconas (patatas con torreznos de tocino y pimentón) y un chuletón en su punto (el chuletón es de ternera Avileña, una raza autóctona de ejemplares negros que da excelente carne). Espectacular. Merece mi homenaje y por ello decido pedir café, copa de brandy y puro. Como un rey. Tras la comida y el pertinente tiempo de reposo decido quemar calorías visitando la cercana Basílica de San Vicente, bellísimo templo románico
Vuelvo a atravesar al recinto amurallado para realizar un último paseo y un par de compras imprescindibles en una visita a Ávila: las Yemas de Santa Teresa en la Confitería La Flor de Castilla y judías del Barco de Ávila, que podrás encontrar en numerosos establecimientos. Otros productos gastronómicos típicos de la ciudad son el Hornazo (bollo de pan relleno de chorizo, tocino, lomo y huevo), las mollejas de ternera y el cochinillo cochifrito. Todos deliciosos y muy contundentes.
Para leer el reportaje completo y ampliar la información con datos interesantes consultar entrar en: http://viajeroshoy.com/destinos-nacionales/avila.html
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