Rubalcaba y Zapatero realizaron dos intervenciones cada uno durante la reunión de más de cuatro horas que ha mantenido la dirección del PSOE el lunes por la mañana y que se centró en la reforma constitucional que han registrado PSOE y PP en el Parlamento.

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno dejó claro que a él le hubiera gustado consultar con calma a la dirección del partido y hacer un debate en profundidad antes de anunciar la reforma constitucional y llevarla al Pleno del Parlamento. Expuso también sus reticencias pero no obstante afirmó que «por responsabilidad» y «por el estrecho margen» que tenían, le dijo al presidente del Gobierno que «adelante».

Sin embargo, y aunque el candidato socialista admitió ante sus compañeros que él no hubiera hecho así las cosas, marcando distancias de esta manera con el jefe del Ejecutivo, también defendió la reforma a lo largo de sus intervenciones.

Según fuentes socialistas consultadas informó incluso a sus compañeros que cuando Zapatero le propuso los cambios y él aceptó era consciente de que su «sí» obligaba al PSOE, ya que su condición de candidato está condicionando los contenidos del partido. «Desde ese momento, asumí una responsabilidad enorme siendo el candidato del partido y por eso me empeñé en mejorar la propuesta para lograr el mejor acuerdo posible», aseveró.

Como una “vacuna”

En cuanto a los argumentos para apoyar la reforma, Rubalcaba dijo que siempre ha sido más defensor que nadie de la estabilidad financiera y recordó que cuando era portavoz del Grupo Socialista defendió unos presupuestos con superávit. En su opinión, la modificación constitucional es como una «vacuna» para prevenir consecuencias peores. En este sentido, dejó clara su opinión de que es mejor hacerlo ahora que no cuando sea demasiado tarde. «La reforma es como una vacuna que hay que ponerse ahora para afrontar la difícil situación que podemos tener en los próximos meses a lo largo del otoño», aseveró.

Rechaza el referéndum

El candidato también rechazó la posibilidad de realizar un referéndum al respecto y expuso que ningún país de la Unión Europea lo hace para llevar a cabo reformas constitucionales en este sentido. Las fuentes consultadas explicaron que Rubalcaba y Zapatero admitieron que algunos, como IU, pueden haber encontrado una bandera con este asunto de la consulta a los ciudadanos y también dijeron ser conscientes de que esta reforma puede tener consecuencias adversas para el PSOE si no se explica bien. Por ello instaron a sus compañeros a movilizarse para evitarlo y para que los ciudadanos entiendas las razones por las que se lleva a cabo.

La representante del Partido Socialista de Madrid (PSM) en la Ejecutiva Federal, Maru Menéndez, también expresó sus reticencias ante esta reforma y cuestionó los tiempos y el método que se ha empleado para llevarla a cabo. Aunque algunas fuentes consultadas aseguraron que no realizó una «enmienda a la totalidad», al no cuestionar el fondo del asunto, es decir, la necesidad de controlar el déficit público.

Precisamente en su segunda intervención, Rubalcaba se detuvo especialmente en responder a las dudas de su compañera y, según las fuentes consultadas, la explicó un poco más a fondo el motivo de los tiempos y lo hizo, según las fuentes consultadas, en tono amistoso.

Por su parte, el presidente del Gobierno defendió la inclusión de los límites de déficit en la Constitución por el valor preventivo que tienen estos frente a futuros problemas. En este sentido, recordó que España ha vivido circunstancias de extrema gravedad a lo largo del mes de agosto por los ataques de los mercados a la deuda pública y había una necesidad de rebajar el coste de esta.

Sin embargo, con la constitucionalización del déficit, se envía, según explicó Zapatero, un mensaje claro de austeridad y control del gasto público a los mercados y, dijo, «había que hacerlo ahora» y no dentro de tres meses.

El jefe del Ejecutivo admitió que durante la conversación que mantuvo con Rubalcaba el lunes pasado, antes de comparecer en el Parlamento, el candidato socialista le manifestó «las muchas reticencias que tenía sobre el proyecto de reforma», básicamente centradas en la fórmula y el hecho de que las cifras se pudieran incluir en el texto de la Constitución.

Por ello, reconoció «lo difícil que ha sido esto para Alfredo» por asumir la medida y ser consciente de que es lo que hay que hacer por el interés de España y de la economía y, como ha ocurrido en el último año y medio, por tener que tomar decisiones que no van a favor del objetivo electoral, sino que se hacen por el bien del país.

Las fuentes consultadas explicaron que no hubo posiciones a favor de convocar un referéndum, ni tampoco una posición crítica de los intervinientes en relación con el fondo de la cuestión, aunque sí mucha petición de explicación y el reproche de que no hubiera habido una información más detallada y clara en las primeras horas, así como la convicción de que es necesario explicarlo bien a los ciudadanos.