El Banco de España contempla en su Informe de Estabilidad Financiera de primavera el mismo escenario macroeconómico que en sus últimas previsiones: para el segundo trimestre del año una caída del PIB «sensiblemente más elevada» que el retroceso del 5,2% registrado en el primero, con una caída de entre el 6,6% y el 13,6% para el conjunto del año, al tiempo que augura un impacto de las medidas adoptadas por el Gobierno para paliar el Coid-19 «potencialmente elevado» pero de «magnitud incierta», que situará el déficit entre el 7% y el 11% del PIB y la deuda pública entre el 110% y el 120% del PIB.
Ante este panorama, el Banco de España reclama un programa de consolidación fiscal a medio plazo y de reformas estructurales que reduzcan los desequilibrios de la economía y eleven su crecimiento potencial. Y subraya que se requiere una respuesta europea que comparta riesgos y un programa de consolidación fiscal de medio plazo que, una vez los efectos de la crisis se disipen, reduzca los desequilibrios generados en las finanzas públicas.
El gobernador, Pablo Hernández de Cos, explica que el Banco de España está realizando un «seguimiento reforzado» de la situación económica y financiera porque las necesarias medidas de contención aplicadas para frenar los contagios de coronavirus «están teniendo un impacto muy severo sobre la actividad económica», lo que, a su vez, ha incrementado «sustancialmente» los riesgos para la estabilidad financiera.
La actividad económica en España se ha visto «bruscamente afectada» por la necesaria adopción de medidas de contención de la expansión del virus, lo que ha afectado «más que proporcionalmente» al turismo, el transporte aéreo, la hostelería, segmentos de comercio minorista y el entretenimiento.
La magnitud de la caída «superará previsiblemente con amplio margen la que la economía española registró en 2009», aunque en 2021 se producirá un repunte de «cierta intensidad»este año y el próximo en niveles comprendidos entre el 110% y más del 120% del PIB.
Mejor situación de las familias
Las familias españolas afrontan la crisis del coronavirus, que supone un «shock adverso significativo sobre sus rentas», desde una posición patrimonial «más sólida» que la que tenían antes de la crisis financiera de 2008, aunque existen segmentos de población en situación de «particular vulnerabilidad».
Un 10% de los hogares dedicaba más del 40% de su renta al servicio de la deuda, el porcentaje más reducido desde 2005. Sin embargo, el porcentaje de hogares que dedicaban más del 30% de su renta al pago del alquiler se ha incrementado significativamente, en particular en el segmento de población de menores de 35 años (14%, frente al 8% en 2008).
Los programas de apoyo a los hogares afectados por los efectos económicos de la crisis sanitaria «mitigarán el descenso de sus rentas».
El porcentaje de hogares que tienen tanto crédito hipotecario como de consumo ces reducido: 7,5% del total y menos del 20% con préstamos. «Para aquellos hogares que disponen de ambos tipos de crédito, un impago en sus créditos al consumo está asociado a un incremento significativo de la probabilidad posterior de impagar el préstamo hipotecario», avisa el Banco de España.
Los impagos en crédito al consumo se producirán en una fase más temprana que en el crédito hipotecario para los hogares que combinan distintos productos de préstamo.
Impacto significativo en el sector inmobiliario
El Banco de España avisa de un «impacto significativo» de la crisis sanitaria en el mercado inmobiliario, con «ajustes a la baja» al menos en el corto plazo. antes de la «perturbación» de la pandemia, el mercado inmobiliario se encontraba en una fase de desaceleración, tanto en términos de actividad y transacciones como de precios, tras la «notable expansión» de los años anteriores.
Alerta de «un impacto muy significativo en la demanda», como muestra la «intensa caída» en las búsquedas en Internet de términos relacionados con el sector inmobiliario.
El grado de recuperación de la actividad en el mercado inmobiliario, una vez finalice la crisis sanitaria, «dependerá de hasta qué punto los efectos económicos y financieros de esta perturbación son más o menos persistentes». El Banco de España precisa que la ausencia de desequilibrios importantes en el mercado inmobiliario en términos de precios y cantidades antes del estallido de la crisis sanitaria «mitiga el alcance de los posibles riesgos para la estabilidad económica y financiera».
«A diferencia de lo que ocurrió cuando estalló la crisis iniciada en 2008, en esta ocasión el sector no parece sobredimensionado, el endeudamiento vinculado con la actividad inmobiliaria y la financiación a los hogares para adquisición de vivienda se estaban contrayendo, aunque representa todavía una fracción significativa del crédito bancario al sector privado, y no existían indicios generalizados de sobrevaloración de la vivienda», expone el Informe de Estabilidad Financiera.
El peso en la concesión de hipotecas de operaciones con un alto apalancamiento ha sido mucho más reducido en el periodo posterior a 2008 y que los préstamos hipotecarios que sobrevivieron a la crisis financiera internacional tienen unas condiciones de financiación que, en general, «se puede calificar de prudentes y se encuentran más próximos a su vencimiento». «Esto reduce sustancialmente la probabilidad de morosidad cuando se produce una caída de la renta del acreditado«, concluye el Banco de España.
Más morosidad y presión sobre la rentabilidad
La pandemia tendrá un impacto negativo sobre la «ya modesta» capacidad de generación de resultados de la banca, y el incremento de la morosidad supondrá una presión adicional sobre la rentabilidad. Afecta al volumen de actividad económica y, por tanto, de crédito. Las pérdidas por deterioro aumentarán, y el margen por intereses se deteriorará por el menor volumen de activos productivos, mientras que el entorno de tipos de interés bajos e incluso negativos se prolongará en el tiempo, limitando la capacidad de las entidades para elevar éste.
Igualmente, el resultado de operaciones financieras (ROF) y los fondos de comercio pueden experimentar ajustes significativos.
El Banco de España espera aumentos en las ratios de dudosos y el volumen de refinanciaciones y reestructuraciones, un incremento más rápido de la morosidad en el caso de los préstamos al consumo de los hogares, dado el elevado crecimiento que registró esta cartera en los últimos años y el comportamiento que tradicionalmente se ha observado en respuesta a este tipo de perturbaciones.
«Las entradas en dudoso aumentaron en cierta medida ya en 2019, pero la crisis pandémica hará que este flujo de entrada aumente adicionalmente. En este sentido, resulta crucial que las entidades mantengan unos adecuados estándares de concesión de los préstamos», subraya el Informe de Estabilidad Financiera
La crisis también dificultará la liquidación de activos problemáticos a través de ventas de activos adjudicados y fallidos.
En préstamos a empresas, el impacto adverso de la crisis del coronavirus sobre la mora será heterogéneo entre sectores y entre compañías dependiendo de su situación financiera de partida. Además, las medidas económicas de apoyo al sector privado reducirán el impacto de la pandemia en la mora de los préstamos empresariales, tanto a través del apoyo directo a la situación financiera de las empresas como a través del estímulo macroeconómico.
Teniendo en cuenta que el «colchón voluntario» de CET1 (que podría utilizarse para la absorción de pérdidas inesperadas asociadas al Covid-19) del conjunto del sistema bancario español se situó en diciembre de 2019 en 28.000 millones de euros, el Banco de España estima que la liberación de colchones permitida por la respuesta prudencial a la crisis «sería suficiente para cubrir un aumento de la tasa de morosidad de alrededor de 8,6 puntos porcentuales, que se eleva significativamente cuando se añade el efecto positivo de las moratorias y del programa de avales a empresas comprometido por el Gobierno, que, además, contribuye a reducir los APR».
Los elementos de absorción de pérdidas limitan un deterioro rápido de la solvencia, si bien ve necesario vigilar su evolución si la situación persiste en el tiempo.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, insiste en que la significativa mejora de la calidad del balance y los niveles de solvencia del sector financiero en la última década «le colocan en mejor situación para absorber esta crisis y para seguir facilitando la financiación que la economía precisa». Pero la magnitud del deterioro económico de corto plazo, sin precedentes cercanos, la incertidumbre sobre su duración y la heterogeneidad en sus efectos y en la posición de partida de los agentes y de las entidades «obligan a mantener un seguimiento supervisor muy estrecho«.
Menor impacto del IRPH, pero atención al revolving
Por otro lado, el Banco de España alerta del incremento significativo de los riesgos operativos, por la extensión generalizada del teletrabajo y la mayor vulnerabilidad de la infraestructura tecnológica ante ataques maliciosos, por lo que ve necesario extremar la vigilancia ante los ciberriesgos.
El Banco de España cree que las indicaciones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el Índice de Referencia para los Préstamos Hipotecarios (IRPH) limitan en gran medida las expectativas de eventuales costes en caso de que la cláusula fuera declarada nula. Y reducen la incertidumbre asociada a este riesgo en términos de costes, ya que disminuyen la probabilidad de que tengan lugar los escenarios más adversos para la banca vinculados a litigios.
El uso de un índice legal como sustitutivo del IRPH es señalado por el TJUE como compatible con el Derecho europeo. En caso de declaración de nulidad de la cláusula IRPH por parte del juez nacional, se podría sustituir por otro índice supletorio previsto en la normativa.
El Banco de España cree que la sentencia europea proporciona una pauta clara a los tribunales españoles al añadir que constituyen elementos relevantes para la valoración de su transparencia el hecho de que los principales elementos para su cálculo figurasen publicados en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Esto facilitaba que un cliente «razonablemente» informado pudiese valorar la cláusula.
Siguiendo este criterio, la Audiencia Provincial de Barcelona desestimó el recurso de apelación que un cliente interpuso contra un fallo del Juzgado de Primera Instancia número 6 de Sabadell, que determinó la validez de la cláusula del IRPH incluida en un contrato firmado con BBVA. Es el primer pronunciamiento favorable de la banca desde la sentencia del Tribunal Europeo del 3 de marzo.
En cambio, el Banco de España cree que la sentencia del Tribunal Supremo relativa a los contratos de créditos revolving, que considera usura tipos superiores al 20%, «aumenta la probabilidad de que crezca el número de litigios esperados». Y puede obligar a revisar el modelo de negocio de algunas entidades.
Cuidado con los fondos de deuda corporativa
Por otra parte, e Banco de España avisa del mayor riesgo de los fondos con inversiones en deuda corporativa ante situaciones de estrés de liquidez por la crisis del coronavirus, que puede verse agravado por el volumen «muy significativo» de reembolsos. Las calificaciones crediticias puede ser revisadas por las agencias de rating, con el consiguiente aumento en el perfil de riesgo de sus carteras.
Además, ese riesgo «podría verse agravado por reembolsos significativos de sus partícipes», ya que la pandemia ha «incrementado significativamente estas retiradas de fondos».
Ambos factores de riesgo suponen poner a la venta en el mercado parte de sus activos, por lo que «pueden tener implicaciones» para todo el sector financiero, al tener el potencial de reducir los precios de esos títulos que las entidades también tienen en sus balances.
La pandemia presionará los rendimientos hacia «valores negativos» en
los fondos de inversión, siendo los de mayor exposición a renta fija los que mantengan un comportamiento «más neutro», mientras que aquellos con inversiones poco líquidas serían los más afectados ante situaciones de estrés.
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