El nuevo episodio de la guerra comercial perjudicará más a EEUU que a China

24/05/2020

Miguel Ángel Valero. Las exportaciones chinas a EEUU se han mantenido bastante estables en términos de valor desde que ambas partes comenzaron a imponer aranceles en julio de 2018. Y son un 8% superiores a las existentes cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca. En cambio, las exportaciones estadounidenses a China se han desplomado desde el inicio de las tensiones y se han reducido un 8% sobre enero de 2017.

«Las guerras comerciales no suelen ser buenas y nunca son fáciles de ganar. Por el contrario, tienden a provocar pérdidas económicas para todas las partes implicadas, que resultan problemáticas a corto plazo y muy perjudiciales a largo plazo». Lo dice un análisis de DWS sobre el recrudecimiento de las tensiones entre EEUU y China.

Sin embargo, la repercusión real de esos conflictos a menudo tarda en verse reflejada en las estadísticas comerciales.

Un gráfico de la gestora del grupo Deutsche Bank muestra que guerra con,las exportaciones chinas a EEUU se han mantenido bastante estables en términos de valor desde que ambas partes comenzaron a imponer aranceles en julio de 2018.

Es más, siguen superando en un 8% los niveles que marcaban cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca.

En cambio, las exportaciones estadounidenses a China se han desplomado desde el inicio de las tensiones y se han reducido un 8% con respecto al nivel de enero de 2017.

«Una breve reflexión explica el porqué de esta situación. En los últimos 20 años, China se ha convertido en el principal fabricante, no solo de un amplio conjunto de bienes de consumo, desde ropa y juguetes hasta electrónica sino, también, de muchos subcomponentes. Como desafortunadamente hemos podido comprobar desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, la producción china abarca artículos tan esenciales como las mascarillas y los ingredientes activos de muchos productos farmacéuticos», señalan los expertos de DWS.

«Intentar reducir esta dependencia puede parecer una buena idea. De hecho, los países implicados en las guerras comerciales deberían haber empezado por los artículos esenciales a la hora de reconstruir su autosuficiencia», añade el análisis de la gestora.

Sin embargo, relocalizar la producción deslocalizada a China requerirá grandes dosis de tiempo y de inversión. Gracias a las ventajas de costes y a las economías de escala, los precios se fijaban cada vez más en China.

Parece que se ha empezado a relocalizar la producción, ya que están aumentando las importaciones estadounidenses desde otros países del sudeste asiático.  Aun así, se trata de un proceso lento que, además, conlleva un aumento de los precios que pagan los consumidores estadounidenses.

Por el contrario, EEUU exporta principalmente materias primas como el petróleo (para el que China ha podido encontrar rápidamente nuevos proveedores a bajo coste) y productos y servicios de alto valor añadido. Estos últimos se están viendo afectados por unos controles cada vez más estrictos de las exportaciones de tecnología estadounidense, que hacen que las empresas de EE. UU. parezcan proveedores poco fiables.

«Está por ver si estas medidas ayudarán al presidente Trump a salir reelegido pero, gane o pierda, los efectos de las tensiones comerciales podrían resultar difíciles de revertir», advierten los expertos de DWS.

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