Telefónica vuelve a cambiar su organigrama organizativo. Esta vez es producto de una decisión de su presidente después de haber abierto la discusión antes del verano con un elevado número de directivos de la compañía que fueron invitados a pensar sobre cómo debería ser la sociedad en el futuro.

El resultado final es que Telefónica se organiza en cuatro grandes divisiones: dos comerciales puras, Europa y Latinoamérica, una nueva unidad de negocio, Telefónica Digital, y otra unidad que concentra todos los recursos globales del grupo para ponerlos a disposición de las otras tres.

La creación de Telefónica Global, con sede en Londres, y diferenciada claramente de la filial británica de la compañía española hasta el punto de que tendrá otra sede social mucho más cercana a la City, supone una apuesta clara del presidente Alierta por “afianzar el papel de Telefónica en el mundo digital” entrando de lleno en el entretenimiento, internet… La nueva división contará con 2.500 profesionales procedentes de todas las áreas de servicios globales que hasta ahora mantenía dispersa la compañía. Esta unidad tendrá oficinas en Madrid, Sao Paolo, Silicon Valley y algunos puntos neurálgicos de Asia, pero su sede será Londres y su máximo responsable Mathew Key, hasta ahora responsable de la compañía para Europa, excluida España.

El negocio tradicional y el nuevo que surja de la puesta en marcha de Telefónica Digital se comercializarán a través de dos unidades geográficas, Europa y Latinoamérica englobándose en la primera lo que era ahora España. Al frente de Europa estará José María Álvarez-Pallete, quien controlaba Latinoamérica hasta ahora, y de esta segunda unidad lo hará Santiago Fernández Valbuena, hasta ahora responsable de estrategia, finanzas y desarrollo corporativo.

Por último Guillermo Ansaldo, que tenía como responsabilidad España, pasa a dirigir la unidad de Recursos Globales que proporcionará los medios a las demás para que puedan desarrollar sus objetivos.

En clave interna, señalan algunas fuentes de Telefónica, los cambios además de buscar la modernización y adaptación de la empresa a los nuevos tiempos, significa que el presidente tiene previsto seguir al frente de la compañía durante un periodo de tiempo prolongado y, posiblemente, el inicio de la carrera sucesoria “partiendo de cero” los tres posibles candidatos a la misma.

Efectivamente, la compañía, además de sustentarse en la figura de Alierta, va a pivotar a partir de ahora en Álvarez-Pallete, Fernández Valbuena y Key. Cada uno de ellos tendrá que responder de la marcha de las unidades de negocio en que ahora se ha dividido Telefónica. Y los tres lo hacen con nuevas responsabilidades.

Álvarez-Pallete se hace cargo de la parte “más madura” de la compañía, donde los beneficios son más elevados, aunque decrecientes en algunos de los mercados y negocios, mientras que Fernández Valbuena asume por primera vez una responsabilidad de negocio directa en un área que representa el 40% del beneficio de la sociedad pero que es al tiempo donde más puede crecer éste en el futuro cercano. Finalmente Key se responsabiliza del negocio más innovador y con mayor futuro abandonando el área Europa que tenía hasta ahora.

Todo parece indicar que uno de estos tres directivos podría ser en el futuro el sustituto de Julio Linares, consejero delegado de Telefónica, que ha manifestado en varias ocasiones su intención de jubilarse.