Covid-19: La creatividad en la nueva realidad

02/06/2020

Juan Pastor Bustamante.

La crisis financiera global de 2008 impactó de lleno en uno de los motores de la economía española: el sector de la construcción. Esta crisis económica ya ha afectado a otro de enorme importancia: el turismo. Quizá ha llegado el momento de pensar en motores transversales a nuestra economía que pudieran incidir en todos los sectores generando empleo, empresas y valor diferencial para hacer más competitivo el tejido productivo de nuestro país.

Parece claro que la tecnología vinculada a la digitalización de las empresas, la industria 4.0, la educación online… es uno de estos motores transversales. Durante el confinamiento nos hemos dado cuenta de las robustas redes de telecomunicaciones que tenemos. Hay un dato importante a tener en cuenta: en España hay más fibra desplegada que en Alemania, Francia, Reino Unido e Italia juntos. La cantidad y la calidad de esta fibra, unido al despliegue de la tecnología 5G, que ya ha empezado en nuestro país, puede acelerar el impulso definitivo de la transformación digital que necesitan nuestras PYMES.

La ecología es otro motor en el que nuestro país cuenta con una importante ventaja competitiva. Es indudable nuestro potencial solar, eólico y de las mareas que puede transformarse en energía. Somos líderes europeos en superficie dedicada a la agricultora ecológica (eurostat) y nuestra red de alta velocidad ferroviaria es después de la de China y la de Japón la mayor del mundo, según datos de la Unión Internacional de Ferrocarriles. La transición ecológica que ya hemos comenzado junto a la transformación digital tendrá un impacto positivo si incorporamos la creatividad en las empresas, instituciones, organizaciones para generar valor diferencial. Pero esta creatividad no surge por generación espontánea

Durante estos días están naciendo múltiples acciones ante la nueva normalidad que apoyan a las empresas en el reto de reiniciar la actividad económica. Como ejemplo, Mercadona ha creado #EstoNotienequePARAR como punto de encuentro empresarial donde empresas, trabajadores y autónomos puedan poner en valor la creatividad y nueva forma de pensar en torno a nuevos proyectos.

Mi propuesta es que la creatividad pueda ser un tercer motor transversal junto a la tecnología y la ecología. Aquí permitan detenerme un poco más. La creatividad es una capacidad que todos poseemos, en mayor o menor medida, que se puede desarrollar y que nos ha llevado al nivel de evolución que tenemos en este momento. Esta habilidad siempre ha estado rodeada de mitos por la dificultad de explicar su funcionamiento. Durante siglos nos hemos contentado con pensar que era un don divino y éramos elegidos o no, sin saber muy bien por qué, por la inspiración que nos transmitían las musas.

La investigación de la creatividad con una aplicación al desarrollo económico y la innovación no tiene un siglo de vida. El 4 de octubre de 1957 Estados Unidos se ve sorprendido por la URSS en la carrera espacial con el lanzamiento del Sputnik 1 y descubre que los soviéticos aplicaban una técnica de resolución de problemas inventivos conocida como TRIZ, creada por el ingeniero ruso Genrich Altshuller. Los norteamericanos reaccionan reclutando un equipo multidisciplinar, liderado por psicólogos, con el objetivo de desarrollar técnicas que les permitieran salir del pensamiento lógico. Este reto se ha sintetizado en el concepto que ha pasado a la historia como “Pensar fuera de la caja”. Dos de estos psicólogos, Osborn y Parnes, desarrollan una metodología denominada “solución creativa de problemas” con el acierto de que la aplican de forma transversal a toda la economía y activan una de las épocas más brillante de la innovación. Podemos afirmar que los Estados Unidos fue el primer país para el que la creatividad fue estratégica y dedicaron muchos recursos privados y públicos para su desarrollo.

Un ejemplo más reciente lo encontramos en Corea del Sur, un país que nos ha sorprendido a todos con su modélica gestión de la Crisis Sanitaria del COVID-19. Recordemos que este mismo año el país asiático dio la campanada ganando, por primera vez en la historia de los Oscar de Hollywood, el premio a la mejor película con el excelente film de Bong Joon-ho “Parásitos”. La conexión entre estos dos hechos, aparentemente distantes, corresponde a una apuesta estratégica que hizo el presidente Park Geun-hye en 2013 impulsando el plan de economía creativa. Este definía, entre otras medidas, la convergencia de ciencia y tecnología con industria y la fusión de cultura con industria para hacer florecer la creatividad en las mismas fronteras que una vez estuvieron impregnadas de barreras.

Podríamos poner otros ejemplos como Israel, Alemania, Dinamarca o Australia, pero quiero finalizar haciendo una reflexión sobre España. Un rasgo que nos define culturalmente es el de la creatividad. Así nos perciben en muchos países. Esta capacidad creativa, como hemos aprendido de otros países, necesita un plan para que pueda aportar valor. Esta pandemia nos ha demostrado que hay que incorporarla urgentemente en nuestro sistema educativo desde primaria hasta la universidad. Nuestras empresas necesitan programas de entrenamiento para conectar la creatividad con la innovación para repensarse o desarrollar nuevos productos o servicios. Nuestras instituciones deben entender el valor de la creatividad para resolver los problemas imprevisibles.

Saldremos reforzados de esta crisis si confiamos, entrenamos, aplicamos nuestra creatividad de manera estratégica en todos los sectores para generar talento, empleo, empresas y resolver los problemas que nos exigirán pensar de manera diferente.

Juan Pastor Bustamante, Profesor de creatividad en la Escuela de Organización Industrial (EOI)

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