La Fed se plantea controlar la curva de tipos para tratar de acelerar la recuperación

13/06/2020

Miguel Ángel Valero. En agosto de 2019 los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidenses a diez años cayeron por debajo de los de dos años, presagiando la actual recesión. Porque cada una de las nueve recesiones que ha sufrido la economía estadounidense desde 1955 vino precedida por una inversión de la curva de tipos. Sin embargo, el reciente repunte de ésta no indica necesariamente que el fin de la crisis esté cerca, advierte un análisis de DWS.

La curva de tipos de interés suele interpretarse como un indicador adelantado. En el caso de la estadounidense, se invirtió en agosto de 2019, presagiando la actual recesión. Sin embargo, «el reciente repunte no indica necesariamente que el fin de la recesión esté cerca», advierte un análisis de DWS.

El S&P 500 prácticamente ha recuperado las pérdidas sufridas en el primer trimestre por culpa de la pandemia, las acciones de valor llevan tres semanas superando a las de crecimiento, «y, en la vida real, vuelve a haber atascos», comentan gráficamente los expertos de la gestora del grupo Deutsche Bank. La conclusión parece evidente: la recuperación económica es inminente.

Pero, ¿se ve confirmado este diagnóstico por el principal indicador adelantado, por la curva de tipos de interés? «El pasado mes de agosto, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidenses a diez años cayeron por debajo de los ‘treasuries’ a dos años», señala el análisis de DWS.

Esto signifca que la curva de tipos estadounidense se invirtió y entró en terreno negativo, lo que provocó un gran revuelo. Y no es para menos porque cada una de las nueve recesiones que ha sufrido la economía estadounidense desde 1955 vino precedida por una inversión de la curva de tipos.

Como muestra el gráfico elaborado por los especialistas de la gestora, ese pronóstico ha vuelto a ocurrir por décima vez: el lunes 8 de junio, el National Bureau of Economic Research (NBER) declaró oficialmente que la expansión económica de EEUU finalizó en febrero.

«Magnitud sin precedentes»

EEUU dejaba atrás el mejor ciclo de su historia, 128 meses consecutivos de crecimiento ininterrumpido, para entrar en recesión. «La magnitud sin precedentes de la caída del empleo y la producción, así como su amplio alcance en el conjunto de la economía, justifican la calificación de este episodio como recesión, incluso si resulta más breve que contracciones anteriores», argumenta el NBER.

El Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU experimentó una contracción del 5% en el primer trimestre del año como consecuencia del impacto de la pandemia, frente al crecimiento del 2,1% observado en el trimestre inmediatamente precedente, según la segunda estimación del dato de la Oficina de Análisis Económico del Gobierno (BEA, por sus siglas en inglés).

La economía estadounidense no experimentaba una contracción tan severa desde el cuarto trimestre de 2008. cuando el PIB del país norteamericano sufrió una caída del 8,4%. Y es la primera contracción de la economía desde el primer trimestre de 2014.

«Se podría objetar que ha sido pura coincidencia, ya que nadie podría haber previsto la pandemia de COVID-19 el verano pasado. Sin embargo, la expansión mundial llevaba cierto tiempo renqueando y el propio indicador de recesión de DWS ya mostraba una probabilidad de recesión de aproximadamente un 50% a principios de 2020», subraya el análisis de la gestora.

«La recesión en EEUU era cada vez más probable y el virus solo ha sido uno de los posibles desencadenantes. Además, los expertos llevan tiempo advirtiendo sobre este tipo de pandemias», insiste en DWS.

«El hecho de que las Bolsas no entraran en pánico hasta mediados de febrero quizás nos dice más sobre los mercados que sobre los riesgos económicos. Al fin y al cabo, una de las razones por las que la inversión de las curvas de tipos se ha convertido en un indicador general de recesión es que los movimientos de los mercados de deuda soberana suelen ser más fiables que los cambios de sentimiento de los mercados de renta variable«, argumentan los expertos de la gestora.

La curva predijo la recesión, pero no la recuperación

«Por lo tanto, si no ha sido casualidad que la curva de tipos predijera la recesión, ¿es posible que el aumento de la inclinación esté señalando el fin?», se pregunta el análisis de DWS.

«Si nos fijamos en las crisis anteriores, un aumento de la inclinación es consistente con una continuación de la recesión. Pero, en primer lugar, menos de diez observaciones representan un conjunto de datos históricos un poco escasos para hacer predicciones. En segundo lugar, la respuesta mundial a la recesión, en forma de paquetes de ayudas gubernamentales, tiene unas dimensiones sin precedentes. Y, en tercer lugar, los bancos centrales también están ampliando la calidad y la cantidad de sus intervenciones en forma de tipos de interés negativos, préstamos garantizados o compras de bonos corporativos», contestan los especialistas de la gestora.

«El último recurso es el control de la curva de tipos, algo que Japón ya ha implementado y que la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) se está planteando. Si los bancos centrales se fijaran como objetivo controlar directamente la mayor parte de la curva de tipos, el mercado de bonos quedaría privado de su función para fijar los precios y, con ella, del mecanismo que debería permitir la asignación eficiente de unos recursos escasos a las inversiones más prometedoras. Aunque, bien pensado, el dinero ya no es un recurso escaso», concluye el análisis de DWS.

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