Sobrepeso y COVID-19

19/06/2020

José Sabán Ruiz..

El sobrepeso en general, definido por un índice de masa muscular (IMC) ≥25 y la obesidad en particular, con un IMC ≥30,  están más de moda que nunca porque la COVID-19, de la que más abajo hablaremos,  nos ha traído kilogramos para todos, a la mayoría de los afectados (a excepción de los críticos y los de edad muy avanzada aunque no hayan estado críticos), a los aislados en cuarentena y hasta para los confinados supuestamente sanos. Y ello, con vistas a las vacaciones,  supone un drama, menor sin duda cuando comparado con otros, pero un drama al fin y al cabo. Vacaciones, por cierto, para el que las quiera y pueda disfrutar, que representa una parte de la población algo menos del 35% de españoles, según la última encuesta del CIS de fecha 17 de junio. El resto, que son mayoría, no piensa hacerlo,  unos por falta de ganas y otros por imponderables de tipo económico y/o laboral. El no ir de vacaciones no quiere decir que no les pueda preocupar la ganancia de peso, sobre todo teniendo en cuenta que, de no ponerle freno, esa ganancia puede ir a más. De los preocupados por el peso, vayan o no de vacaciones, siempre hay mayoría de mujeres, como siempre hay mayoría de mujeres entre los preocupados por su salud,  y sin duda son ellas también las que leen al detalle los semanarios de salud y acuden a sus revisiones de forma puntual y no solo me refiero a las ginecológicas, también a las cardiometabólicas y a las de despistaje de cáncer de colon entre otras.

Pero centrándonos en el tema que nos ocupa: ¿Qué representa para nuestro organismo tener esos kilos de más? y mejor aún, ¿Cómo quitárnoslos de encima sufriendo lo justo, en pleno verano?.

Ya en 2014, nuestro grupo, en la época dorada de una Unidad irrepetible en un gran hospital de la Seguridad Social, hicimos una extensa revisión de la obesidad como enfermedad cardiometabólica. Hasta entonces el sobrepeso/obesidad había sido enfocado por la clase médica como un componente más del Síndrome Metabólico (SM) y por ello había venido prestando más importancia curiosamente a todo lo demás (hipertensión, dislipemia, hiperglucemia) cuando precisamente estos tres componentes dependen del sobrepeso/obesidad, y en la mayoría de los casos, ajustando el peso,  este conjunto de problemas se solucionan solos sin precisar ningún tipo de fármacos. Es verdad que se tiende a utilizar, desde mediados de los 90, los centímetros de cintura abdominal como parámetro subrogado del exceso de grasa en el SM,  por tener una correlación más lineal con la enfermedad cardiovascular pero ello no invalida el valor del IMC, como siempre ha mantenido Reaven, autor de su famoso «Síndrome X» en el año 87, sinónimo de SM con el que se conoció a dicho síndrome durante más de una década.

Pero qué decíamos en nuestra revisión de 2014 que no fuera conocido. ¿Qué decíamos en ese capítulo 1 de un eBook específico sobre obesidad titulado de forma tan atractiva como innovadora como «Anti Obesity Drug Discovery and Development», teniendo como editores a Atta-ur-Rahman, FRS & M. Iqbal Choudhary , un capítulo publicado por la prestigiosa editorial Bentham Books en su Vol 2 de ese año (páginas: 3-85). Iba a decir que nada pero pecaría de modestia porque no es verdad. Gracias a contar en aquel tiempo con un equipo único, en el que éramos dos médicos, dos enfermeras especializadas,  dos biólogos y un  bioingeniero, le dimos un aire moderno a la obesidad como nunca antes se le había dado. Todo era conocido pero como piezas aisladas de un puzzle que nosotros armamos de forma piramidal pero no en torno al SM, que hubiese sido lo fácil,  yendo a favor de corriente, en otras palabras,  lo convencional; nosotros lo armamos partiendo del mismísimo sobrepeso/obesidad y desde esta base sólida fuimos construyendo nuestra pirámide. Y ¿qué pusimos en la cúspide?, el endotelio, del que hablaremos más abajo. No conformes con ello, rellenamos la pirámide con un material único tirando de los mayores avances de la biología molecular que había en aquel momento.

El endotelio es ese tejido que tapiza por dentro el interior de nuestro aparato circulatorio y que guarda los secretos mejor guardados de nuestra salud y de nuestra enfermedad y, yendo más allá,  también de nuestro envejecimiento, según la hipótesis vascular del envejecimiento humano de Le Couteur y Lakatta de 2010.  Además de tratarse de un tejido funcionante, vital para nuestra supervivencia, y no de un simple revestimiento físico como se pensó durante siglos, dicho tejido configura en su totalidad el mayor órgano virtual de nuestro organismo por peso (4.5 Kg) y extensión (1000 m2). Un tejido al que por cierto ha puesto de actualidad la COVID-19 y sobre el que nosotros hemos estado trabajando la friolera de 20 años. Siempre a contracorriente y sorteando decenas de obstáculos, incluidos los puestos por nuestros propios superiores, afortunadamente no todos, y sobre todo, con alguna honrosa excepción, los puestos por nuestros gestores y políticos. A estos dos últimos les estoy, a pesar de ello, muy agradecido, porque, ahora ya hablando en primera persona, me hicieron más fuerte, como el endotelio cuando se trata adecuadamente después de ser agredido por la tensión, el azúcar, el colesterol malo (LDL) y el tabaco entre otros. Todos ellos, como los factores de riesgo citados, tienen nombre y apellidos pero no es el momento de revelarlos o tal vez no lo haga nunca.

Según lo expuesto en nuestro capítulo de 2014, entre obstáculo y obstáculo, tener esos kilos de más le supone al organismo tener una mayor predisposición a la hipertensión, a la dislipemia (cifra elevada de triglicéridos y baja de colesterol bueno o HDL) y  a la hiperglucemia, bien en rango de pre-diabetes o de diabetes, tal como nos enseñó el SM,  pero también un mayor riesgo de  padecer una enfermedad aterotrombótica que está debajo de los infartos de miocardio y cerebral. Pero nosotros no nos quedábamos ahí y así buceamos en los cambios fisiopatológicos que había debajo de estos tres problemas relacionados con el sobrepeso y nos encontramos con  una menor inflexibilidad metabólica, una  mayor resistencia a la insulina y una mayor disfunción endotelial. Y debajo de esos cambios ¿había algo más?: sí,  más estrés de retículo endoplasmático y una menor autofagia.  Cuando hablábamos de autofagia en 2014 nadie nos entendía pero hete aquí la sorpresa, empezaron a considerarnos de otra manera cuando Yoshinori Ohsumi fue galardonado con el premio Nobel de Medicina en 2016 por sus estudios sobre la misma.

Y respecto a esos kilos de más ¿qué hacemos?. ¿Dieta o ejercicio?. ¿Qué es lo prioritario?. Ambos. Antes de salir corriendo despavoridos, pensemos un poco: mientas nos dan cita con un buen nutricionista empezamos con la dieta hipocalórica de toda la vida y que todo el mundo, hasta el más indocumentado,  recita de memoria. Y por favor, no hagamos por nuestra cuenta «dietas raras» (cetogénica, ayuno intermitente…) que nos dicen o leemos,  por muy de actualidad que estén. Y luego ¿nos ponemos a correr?. Depende, si antes de la COVID no lo hacíamos no lo hagamos ahora, mejor caminar.  Si antes del confinamiento si lo hacíamos, podemos empezar pero poco a poco. Bien optemos por caminar o por correr despacio,  hagámoslo con los cambios de ritmo que ahora nos dicen los expertos y que son verdaderamente aconsejables. Está claro que, si nuestras posibilidades nos lo permiten, un gimnasio siempre nos vendrá bien, y si es con un entrenador personal, aún mejor.

Mientras nos decidimos subamos escaleras, en lugar de hacerlo por ascensor o escaleras mecánicas. Unas escaleras mecánicas que en mi opinión debería estar prohibidas o mejor aún, dándole la vuelta,  incentivadas, para que los jóvenes y adultos de edad media las eviten de una vez ya que no hay práctica más saludable que subir las escaleras de siempre y triste, muy triste,  verlas vacías en centros comerciales o en el metro. Todo lo contrario, siento felicidad plena como médico,  cuando veo a gente, incluso igual o mayor a 65, subiéndolas, genial!!, dando una lección a los más jóvenes, que encima las suben, la mayoría al menos,  sin dar un solo paso, se vayan a lesionar.  Cada piso de escalera son minutos de vida que a lo largo de un mes son horas y de un años, meses.  Cuántos más pisos mejor pero sin llegar al agotamiento máximo y más si se padecen factores de riesgo cardiovascular no bien controlados o se está en tratamiento por enfermedad cardiovascular establecida.  Tener una buena  revisión cardiometabólica reciente es siempre una garantía.

Pero ojo que aquí viene lo novedoso, los endocrinos e internistas que tratamos procesos cardiometabólicos contamos en la actualidad con herramientas terapéuticas (análogos GLP-1) que han demostrado una enorme eficacia en sujetos diabéticos con IMC≥30 pero que cada vez se usa más en población sana con azúcar normal para perder esos kilos de más cuando las medidas generales fallan, resultan medio imposibles por el ritmo de vida en el que estamos inmersos o, como suele ser lo más habitual en las fechas en las que estamos,  se nos echa el tiempo encima. Fármacos que ayudan a la reducción de peso como nunca antes ningún fármaco había conseguido. Lo de tenerse que pincharse por vía subcutánea (al igual que la insulina) y su precio podrían ser inconvenientes pero ello dependerá de nuestras posibilidades y sobre todo de la importancia y urgencia que le demos a nuestra reducción de peso. Tratándose además de un tratamiento que tiene una temporalidad muy reducida en sujetos sanos, ambos inconvenientes parecen a priori menores.

Por último, como norma, en nuestra clínica hacemos una evaluación cardiometabólica exhaustiva previa que incluye un estudio endotelial, evaluación que repetimos a los 3 meses del uso de dichos fármacos, para confirmar que esa reducción,  por pequeña que sea, beneficia nuestra salud vascular, más allá de lo puramente estético. Como dicho estudio endotelial es opcional el paciente puede elegir no hacérselo o incluso acudir a cualquier otra clínica especializada que sea más de su agrado o conveniencia.

 

José Sabán Ruiz.

Profesor de la Universidad de Alcalá de Henares. Doble Académico. Fundador de la Unidad de Endotelio y Medicina Cardiometabólica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Responsable de la Unidad Anti-Aging y Salud Cardiometabólica de la Clínica d-médical (Madrid). Premio Dr Gómez Ulla a  la Excelencia Sanitaria 2019.

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