“No podemos perder de vista que el negocio bancario se basa en la confianza, y la confianza solo se gana con el tiempo, la constancia y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace”. Es la advertencia que el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde lanza en la asamblea general ordinaria de Cajamar, en la que ha sido reelegido presidente para un nuevo mandato de cuatro años.
“Somos conscientes de que se aproximan momentos complicados que probablemente darán lugar a nuevos reajustes en el sector bancario», avisa. «Continuaremos con nuestra estrategia de crecimiento, a nuestro ritmo, con las puertas abiertas para seguir avanzando en nuestro proyecto de banca cooperativa de ámbito estatal, sumando fuerzas, pero sin desviarnos de nuestro camino, de nuestra hoja de ruta, y sin renunciar a la esencia de lo que siempre hemos sido”, añade.
El trabajo realizado en los diez últimos años para superar los efectos de la crisis financiera internacional iniciada el verano de 2007 “nos va a permitir afrontar ahora con total seguridad un eventual repunte de la morosidad consecuencia de la desaceleración provocada por el coronavirus”. El presidente de Cajamar destaca que se ha ganado «músculo financiero siendo una entidad próxima, y sobre todo una entidad útil, con una visión a largo plazo, totalmente comprometida con nuestros clientes y el desarrollo económico y social del territorio donde estamos implantados”.
“La sociedad española ha demostrado una gran capacidad de reacción y una solidaridad que ha hecho que nos sintamos orgullosos del país en el que vivimos. Al tiempo que las empresas están hoy mejor preparadas que en el pasado, menos apalancadas financieramente, más internacionalizadas y más profesionalizadas que hace diez años. Y si bien es cierto que sectores y actividades como el turismo, la hostelería y los pequeños negocios son los que están sufriendo en mayor medida el impacto de la crisis sanitaria, también lo es que, con las medidas de liquidez adoptadas por la UE y por el Gobierno, y la respuesta de las entidades financieras, deberían mantener la capacidad productiva una vez superadas las limitaciones inherentes al estado de alarma”, añade.
El presidente de Cajamar cree que «como en toda crisis, ciudadanos, empresas y responsables públicos hemos aprendido lecciones que nos deben servir para contemplar el presente de otra forma y encarar el futuro con ilusión y con una mayor responsabilidad colectiva». “Una de ellas es la necesidad de reforzar el tejido productivo español y comunitario. Está claro que debemos valorar la importancia de producir bienes y servicios básicos, como lo han sido los alimentos y la financiación, y como debieron haber sido también los productos sanitarios y la investigación”, recalca.
La sociedad está exigiendo a los Gobiernos y a las instituciones soluciones a corto plazo, “pero también necesitamos estrategias a largo que superen la resolución de problemas coyunturales”. Para ello, hay que invertir en salud, en el cuidado de los mayores, en una economía productiva y sostenible, basada en el conocimiento. “Europa debe recuperar el liderazgo internacional en materia de investigación, sobre todo si quiere seguir manteniendo el modelo de economía del bienestar. Debe saber el lugar que quiere ocupar en el mundo», señala.
“Estamos en un mercado globalizado, con clientes que nos exigen continuidad y eficiencia, que solo seremos capaces de ofrecer si contamos con políticas que vayan más allá de una legislatura y, por tanto, que precisan de acuerdos en el seno de las instituciones nacionales y comunitarias. Queremos respuestas y certidumbres que nos permitan dar viabilidad a nuestros proyectos que, por definición, están enfocados al futuro: agua, energía, educación, I+D+i, infraestructuras de comunicación, digitales y analógicas», concluye.
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