El interés por quedarse con la CAM disminuye por las cifras de la caja

09/09/2011

Salvador Arancibia. El Banco de España continúa, a través del FROB, desbrozando el camino para llevar a cabo la subasta de la Caja de Ahorros del Mediterráneo cuanto antes. Pero las elevadas pérdidas reconocidas en el semestre y los problemas de liquidez futuros hacen que las entidades potencialmente interesadas tengan cada vez menos interés en conseguirla.

Los administradores de la CAM han hecho públicos los resultados provisionales correspondientes al primer semestre, según los auditores de la caja. Las pérdidas superan los 1.100 millones de euros en seis meses, al tiempo que se ha duplicado la morosidad y la tasa de cobertura se ha reducido a la mitad, por debajo del 35%.

El panorama no es precisamente bueno porque junto a un descenso relativamente importante de recursos ajenos se suma, una drástica disminución del balance de la entidad y la proximidad de vencimientos de empréstitos mayoristas que difícilmente la caja podrá refinanciar en su situación actual.

Quien quiera quedarse con la caja en la subasta que se quiere realizar cuanto antes pedirá unas garantías, a través de un esquema de protección de activos y posiblemente líneas de liquidez, que costará mucho que acepte el Banco de España. El deterioro de las cuentas de la CAM viene a dar la razón a las entidades financieras a las que se les ofreció quedarse con la caja hace unos meses y que declinaron hacerlo en su momento.

En principio, y dado el tamaño de la entidad, entre los potenciales adquirentes españoles se habla de los dos grandes bancos, Santander y BBVA, y de CaixaBank, aunque no se descarta que algún otro pudiera acercarse y mirar las cifras. Se habla de que alguno de los grandes bancos extranjeros también pudieran estudiar la posibilidad de pujar por la CAM, aunque directivos de entidades españolas dudan de que entidades foráneas quieran establecerse en España con una red muy concentrada en una zona especialmente castigada por la crisis de la construcción.

Pero entre los directivos nacionales empieza a considerarse la posibilidad de hacer cálculos y ver si realmente compensa tratar de comprar la red de la CAM y los activos y pasivos o, por el contrario, sale más rentable destinar esos recursos, o incluso inferiores, a campañas específicas destinadas a captar pasivos y activos que ahora pueden estar dispuestos a moverse de entidad.

“Quien se quede con la CAM”, afirma un alto ejecutivo de una de las entidades que podrían optar a hacerlo, “sabe que tiene que llegar y cerrar oficinas, reducir plantillas y enfrentarse a que los clientes recuperen la confianza en la entidad, aunque cambie de nombre”. “Lo mismo”, concluye, “es más barato y rápido tratar de ampliar la base de negocio en la zona a partir de la propia red y ofreciendo mejores condiciones”. Porque al final, añade, los grandes tienen ya una red razonable en el Levante y tampoco es tanto lo que aportaría la de la CAM reducida.

Lo cierto es que a medida que se han ido conociendo las condiciones en las que se encuentra la CAM y que se acerca el momento de la subasta, que el Banco de España querría que fuera antes de las elecciones del 20 de noviembre, parece que la posición de los potenciales compradores se fortalece en la medida en que disminuye su interés por la caja porque creen que pueden encontrar otras formas alternativas de ganar cuota de mercado en esas comunidades autónomas.

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