Primero, los ciudadanos

03/07/2020

Maite Vázquez del Río.

Cuando llegaban las primeras noticias desde China, ya empezábamos a decir, vaya insistencia con el coronavirus. Muy pronto aprendimos a decirlo, hasta en su denominación científica Covid-19. Ha pasado medio año y prácticamente todas las noticias que aparecen tienen relación con sus efectos, desde el confinamiento, cierre de fronteras, estadísticas diarias de muertos e infectados, hasta el cierre de empresas, expedientes temporales de empleo o… el paro.

Pero los ciudadanos estamos viendo algo que no ocurrió en crisis anteriores. El FMI, la OCDE o el BCE se han dado cuenta que este es el momento de los ciudadanos. Ya no piden nuestra cabeza a base de recortes y ruina personal. Por primera vez, la UE -esperemos que así lo ratifiquen este mes con un acuerdo sin precedentes para reconstruirnos- es la Europa de los ciudadanos.

El Covid-19 tal vez les haya hecho ver que de nada sirve salvar a empresas y bancos, si no hay ciudadanos que consuman y trabajen. Y la pandemia ya se ha cobrado más de millón de personas. Y nos ha metido el miedo. Salvo los que se creen invencibles, nadie se mueve como antes. La mascarilla, además, está para recordárnoslo permanentemente.

Y esta vez rescatar a los ciudadanos europeos saldrá por unos 750.000 millones de euros para distribuir entre todos los países de la UE. España se llevará, presumiblemente, un buen pellizco (se habla de 144.000 millones), porque al fin y al cabo somos la cuarta potencia económica europea y el país europeo más afectado. Habrá que ver cómo distribuye el Gobierno lo que nos toque. De momento, están creando un instrumento, un Pacto por la Reconstrucción, en la que un puñado de partidos están intentando desenfocar su destino. Aquí no valen canjes de carácter nacionalista, electoralista… o todos los …lista que se puedan inventar. Aquí los únicos que importamos somos los ciudadanos, sin importar el lugar de residencia o de nacimiento.

Nuestros políticos no pueden olvidar que si en la anterior crisis la clase media quedó tocada en su línea de flotación, en tres meses de estado de alarma, muchos de los que habían quedado «tocados» ahora engrosan las listas de pobreza. Basta con dar una vuelta por los comedores de Cáritas, de los restaurantes que han decidido no cerrar para repartir comida, de las numerosas campañas para recoger alimentos. Hablamos de millones de personas que están pasando hambre. De españoles.

Ya tocará hacer análisis, ver qué se podía haber hecho y no se hizo, si los tiempos fueron los adecuados… tener en cuenta o no todas las teorías conspiratorias, y desechar todas las fake news y los posos de odio que dejaron. Ahora es el momento de mirar hacia el futuro, ver cómo terminamos de salir de ésta y esperar que más pronto que tarde tengamos la dichosa vacuna que ha puesto a nuestros científicos en la cresta de la ola. Como también se ha puesto de manifiesto que los recortes que se hicieron en la anterior crisis también han pasado factura, sobre todo, en el sector sanitario.

Habrá tiempo de más homenajes a víctimas y a hérores. Pero ahora, en este presente incierto, es momento de seguir pidiendo ayudas por todos los lados: ERTEs hasta final de año o hasta que el maldito coronavirus haya dejado de ser una amenaza de muerte; créditos permanentes en condiciones especiales a empresas, autónomos… exoneración de cuotas a la Seguridad Social o prórrogas en el pago de impuestos… y que siga habiendo comida para quienes no la tienen. Ahora es el tiempo de los ciudadanos, los que pagan los errores de los políticos, y en los que se ha cebado el virus.

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