En concreto, la situación sin precedentes provocada por el coronavirus, que ha llevado a un desplome histórico de los precios del crudo y del gas, ha tenido un impacto negativo de 1.088 millones de euros en los inventarios de la compañía.
Además, el grupo presidido por Antonio Brufau ha ajustado sus hipótesis de precios, lo que ha afectado al valor contable de sus activos de ‘Upstream’, reflejándose en un impacto de 1.585 millones de euros.
En este complicado entorno para el sector por la crisis sanitaria del coronavirus, el resultado neto ajustado de la petrolera, que mide específicamente el desempeño de los negocios, ascendió a 189 millones de euros.
Así, el modelo de negocio integrado, junto con su flexibilidad y resiliencia, han permitido en este escenario de recesión mundial a Repsol que en su conjunto los negocios obtuviesen un resultado positivo.
Y es que la pandemia mundial ha supuesto un impacto sin precedentes en las cotizaciones del crudo y del gas, con caídas, especialmente durante el segundo trimestre de 2020, en el que la demanda mundial experimentó el mayor colapso de la historia. El crudo Brent registró entre abril y junio un descenso medio del 57% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el Texas americano (WTI) cayó un 53%, en ambos casos, con precios medios por debajo de los 30 dólares por barril. Por su parte, el gas sufrió una caída media semestral que rozó el 40% para el Henry Hub.
La energética respondió a la crisis del Covid-19 priorizando el suministro de productos y servicios esenciales y el mantenimiento de la actividad sobre los habituales criterios de rentabilidad, aplicando estrictas medidas para proteger la salud de sus trabajadores, clientes y proveedores..
A finales de marzo, el grupo ya aprobó un Plan de Resiliencia para hacer frente en este ejercicio a la crisis. En este sentido, Repsol ha avanzado en este plan y ha decidido aumentar su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 450 millones de euros, desde los 350 millones de euros previstos, y llevar el recorte en las inversiones hasta los 1.100 millones, desde los 1.000 millones de euros, manteniendo la optimización del capital circulante en cerca de 800 millones de euros.
La compañía destacó que la gran flexibilidad de su portafolio «le permite tomar decisiones ágiles para la optimización de inversiones sin condicionar el crecimiento futuro, aspecto que supone una gran fortaleza para afrontar el escenario cambiante que estamos viviendo».
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, puso en valor que la compañía está cumpliendo con los objetivos de su Plan de Resiliencia, «asegurando la robustez del balance y reiterando su compromiso de liderar la transición energética y alcanzar las cero emisiones netas en 2050».
Compromiso con el dividendo
Imaz, ha reiterado el compromiso de la compañía con la remuneración a sus accionistas, incluso en el actual entorno marcado por la crisis del Covid-19, y ha asegurado que será «una de las prioridades» en el nuevo plan estratégico 2021-2025 que lanzará el grupo el próximo mes de noviembre.
En una conferencia con analistas para presentar los resultados del primer semestre, Imaz subrayó que Repsol mantiene su compromiso «sin aumentar deuda», otra de las prioridades de la energética. Tras la remuneración de julio que fue satisfecha bajo la fórmula de ‘scrip dividend’, la empresa ha cumplido con su compromiso de remuneración al accionista de un euro en 2020.
El directivo no quiso dar cifras respecto a la nueva política de retribución a sus accionistas para los próximos cinco años, convidando a aguardar a la presentación del plan para el último trimestre, aunque señaló que el objetivo pasará por «ser atractivos con respecto a nuestros competidores y a los principales del Ibex».
Por otra parte, el grupo prevé unos ahorros en gastos operativos de 450 millones de euros y en inversiones de 1.100 millones de euros en este ejercicio.
En este sentido, Imaz destacó que Repsol está en el camino de superar el objetivo inicial de ahorros de 2.200 millones de euros en su plan de resiliencia para 2020.
Respecto a la alianza con Ibereólica en Chile, en la que será la primera gran incursión internacional en renovables del grupo, es «uno de los más estables y donde el estado de derecho se aplica claramente en Latinoamérica».
Al igual que en España, el consejero delegado de Repsol afirmó que el objetivo es que estos proyectos ofrezcan una rentabilidad de dos dígitos. «Nuestro objetivo es que las actividades, claramente hablando, sean de dos dígitos para este proyecto que ahora estamos implementando en Chile, van a tener un rendimiento en términos de proyectos de alrededor del 11% y un rendimiento de capital del 13%», dijo.
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