En el caso del sector servicios, el dato de actividad privada mejoró en julio hasta los 51,9 puntos desde los 50,2 del mes de junio, lo que supone su mejor lectura en cinco meses, mientras que el PMI manufacturero se situó en máximo desde abril de 2018 al subir a 53,5 puntos, frente a los 49 de junio.

De este modo, las empresas manufactureras fueron las principales impulsores del crecimiento en el mes de julio, ya que la producción en el sector aumentó en su mayor grado en casi dos años y medio, mientras que la expansión del sector servicios se vio restringida por una ligera caída de los nuevos pedidos.

Asimismo, se registraron pérdidas de empleo en el sector privado por quinto mes consecutivo, aunque las tasas de declive tanto en el sector manufacturero como en el sector servicios se ralentizaron. El ajuste del empleo vino motivado nuevamente por la falta generalizada de cargas de trabajo, ya que los pedidos pendientes de realización disminuyeron de nuevo en julio.

«Los últimos datos del sector servicios resultaron un poco decepcionantes, ya que el sector solo registró un crecimiento débil y lo más preocupante de todo es que los nuevos pedidos recibidos no lograron recuperar una tracción significativa a pesar de la reapertura de la economía», apuntó Paul Smith, economista de IHS Markit, para quien la incertidumbre sobre la forma y la velocidad de la recuperación de la pandemia «inevitablemente ha aumentado».