Inaugurada en 1964 a la par que el restaurante, la terraza de Hevia (calle Serrano, 118) fue una de las primeras en España que apostó por una decoración esmerada y una atmósfera elegante, con manteles largos, iluminación tenue, flores frescas e hilo musical, al estilo de las terrazas parisinas. Fue concebida como una prolongación de la sala de Hevia y ello consiguió que, en los años 70, cuando en las calles capitalinas predominaban las sillas y mesas de plástico o las sombrillas de promoción, se convirtiera en una de las más frecuentadas y alabadas. Hoy, capitaneada por los hermanos Ismael y Fernando Martín-Hevia, tercera generación del negocio familiar, este oasis urbano sigue siendo un punto de encuentro de la sociedad madrileña. Un establecimiento garantía de muy buen producto en cada una de sus propuestas, así como de un servicio atento y amable.
En su reapertura la capacidad se ha reducido de noventa a unos cuarenta comensales aproximadamente para conseguir una separación de dos metros entre las mesas; el mobiliario y el menaje se desinfectan pulcramente tras cada servicio; las cartas físicas se han sustituido por códigos QR y paneles informativos colocados en las paredes y el personal ha cambiado, por primera vez en los más de cincuenta años, la chaqueta y la pajarita por EPI y mandiles, más fáciles de lavar a diario a 90 grados, entre otras medidas. La terraza abre con servicio de cocina ininterrumpido desde las 14:00 hasta la medianoche, sin turnos ni restricciones de tiempo para poder disfrutar de la sobremesa.
La carta de Hevia incluye más de una veintena de entrantes, carnes y otras tantas opciones marineras, postres caseros, así como una buena variedad de mariscos (gamba roja de Denia y blanca de Huelva, bogavante nacional, ostra plana gallega, cigalitas…); también ofrecen productos de temporada fuera de carta que siempre merece la pena probar porque la calidad de la materia prima es incuestionable. Entre los entrantes destacan la selección de ahumados con guarnición y los míticos callos de Hevia (ambos se sirven desde sus inicios), los calamarcitos gallegos, el revuelto de tuétano con trufa negra, las ancas de rana, la ensaladilla rusa con ventresca, el foie y propuestas más veraniegas como el gazpacho, el salmorejo o una nueva ensalada de quinoa con tomate triturado, mayonesa, ventresca de bonito y aceite de rúcula. No hay que dejar de probar sus tomates de producción propia y un aguacate aliñado de chuparse los dedos.
Dentro de los principales resulta imprescindible pedir uno de los platos estrellas de la casa, el tronco de bonito escabechado en salsa de perdiz, una delicia. Otras opciones son una merluza sobresaliente, lenguado salvaje nacional a la plancha o menier, un buen chuletón, el solomillo a la brasa, con ajitos, en steak tartar e incluso rebozado, su afamado codillo asado, los chipirones en su tinta o las chuletillas de lechal, lechal.
Ahora los clientes y comensales que lo deseen, también pueden disfrutar de su cocina en casa. Hevia ha puesto en marcha un delivery de lujo y 100% propio que se reserva a través de su propia web (www.heviamadrid.com ) y se gestiona como si fuera una mesa más del restaurante. El equipo de cocina recepciona directamente los pedidos y no aceptan más comandas de las que pueden atender en cada servicio. El trasporte no se ha externalizado, puesto que cuentan con repartidores propios y cualificados. Ofrecen al comensal dos opciones de servicio: entrega sin contacto en la puerta del domicilio o, si se prefiere, el camarero entra con su EPI en casa, emplata, calienta si es necesario y se lleva los residuos, a modo de catering de alto standing. Este delivery permite disfrutar de la mayoría de los platos de la carta del restaurante: ensaladilla, croquetas, sopas frías, pescados ahumados, tronco de bonito, tartar de atún, merluza en tacos, callos, rabo de toro, solomillo, albóndigas o steak tartar (sobre hielo para mantenerlo en frío). También incorpora algunas de sus tapas más célebres: las gildas, los mejillones tigre, la tosta de guacamole con anchoas, el Serafín (un montadito de lomo con pimiento rebozado) o los flamenquines. La propuesta se completa con una amplia selección de bebidas.
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