«La cosa más importante que podemos hacer para reducir nuestra deuda y nuestro déficit es crecer», afirmó Obama, cuyas políticas económicas han sido criticadas por otros miembros del G-20 como Alemania y Reino Unido, inmersos en severos programas de consolidación fiscal.

De hecho, miembros de la Administración estadounidense han criticado a su vez los planteamientos de las potencias europeas al considerar que se trata de justo lo contrario a lo que hay que hacer cuando la recuperación de la economía aún es frágil, lo que ha llevado a Obama a salir al paso de las criticas vertidas sobre la reciente decisión de la Reserva Federal de inyectar 600.000 millones de dólares adicionales para estimular el crecimiento.

No obstante, el presidente de EEUU se ha mostrado conciliador tras mantener un encuentro en Seúl con la canciller alemana, Angela Merkel, y se ha mostrado confiado en que «serán capaces de fijar un camino de fuerte crecimiento y oportunidades para ambas partes».

Por su parte, Merkel expresó que dicho encuentro servirá como una «buena señal para el crecimiento global» y destacó que sólo de manera coordinada se pueden afrontar los retos cruciales que representan Afganistán, la inminente cumbre de la OTAN y, por supuesto, las cuestiones propias del G-20.