Cataluña, sin referente o, ¿tal vez, uno nuevo?

15/08/2020

Maite Vázquez del Río.

La pandemia provocada por el Covid-19 nos ha arrinconado. Nadie se ha librado, ni los independentistas catalanes. En su tónica habitual, criticaron todo, desde el estado alarma en que todos perdimos libertad, pero ellos más, y siguen exigiendo todo, para empezar 30.000 millones de euros. Ellos son los únicos que se lo merecen. Sin embargo, ya no levantan tanta polvareda… ni titulares. Y es que ahora todos estamos a otra cosa.

Torra ya cansa hasta a los propios catalanes. Seguirá con sus huestes teledirigido desde Waterloo, pero el resto de los catalanes busca un nuevo referente, savia nueva que reconduzca una situación encallada y sin salida. Los de Junts per Catalunya podrán cambiar en cada elección sus siglas, un partido que lo llamen como llamen, sigla tras sigla, en el resto de España le conoceremos siempre como el partido del 3%, porque en la conciencia de todos está CiU.

En esta tesitura, algunos antiguos dirigentes del independentismo, o al menos algunas de sus caras visibles se han dado cuenta de que el camino que habían elegido no les llevaba a ninguna parte. De esas cenizas ha surgido el Partit Nacionalista de Catalunya, el PNC, cuya cara más visible y conocida es Marta Pasqal.

Pasqal nació políticamente en las juventudes de Convergencia, CiU, donde llegó a ser su dirigente, y ya en los últimos tiempos coordinadora general del PdCat y senadora. Pero en febrero de este año todo cambió. Dejó el senado y, por el momento, es la única política entre los declarados independentistas que se ha enfrentado directamente al fugado Carles Puigdemont. Con verdades con puños, ¿quién mejor puede conocer el entramado que alguien que ha estado dentro?, enfadada por cómo desde Waterloo se mandaba votar en un sinsentido que obligó a los diputados del PdCat a abstenerse en la moción de censura a Mariano Rajoy, el presidente que les impuso el 155 en Cataluña.

Pasqal no fue la única descontenta. La acompañan políticos de Unió como Carles Campuzano, portavoz en otro tiempo de los nacionalistas catalanes en el Congreso de los Diputados. De esta forma surgió el PNC.

¿Pueden convertirse en un referente? Está por ver. Pero lo que han empezado a decir no suena mal. Al menos, muestra grandes dosis de ese ‘sens’ que tanto se necesita ante la situación a la deriva en la que se encuentra Cataluña. Evidentemente, defienden la necesidad de un referendum, pero pactado con España, y no creen en la vía unilateral. No les vale eso de Cataluña es independiente porque lo digo yo, que soy el más listo, y no vale que la estadística oficial catalana muestre que cada vez son menos catalanes los que quieren la independencia. Como han dejado sentado Mas, Puigdemont y de más hijos políticos del presuntamente -de momento- corrupto Jordi Pujol, quien por perder ha perdido hasta el titulo de honorable.

Este fin de semana Pasqal aparece en una entrevista de «El Correo», diario regional vasco, y la exdirigente del PdCat se ha destapado con ese «sens» y poniendo sus cartas sobre la mesa sobre cuál es su estrategia. Ella se identifica más con Andoni Ortuzar e Íñigo Urkullo, los nacionalistas vascos del PNV, que con Otegi y EH Bildu, los independentistas vascos. Ésa es la primera diferencia. Porque, como explica, Puigdemont se identifica con Otegi.

Pasqal parece haber dado en la clave. Los antiguos votantes de CiU, los nacionalistas catalanes de toda la vida, se habían quedado huérfanos de ese referente. Han tenido que elegir en sus papeletas entre los independentistas en pie de guerra con España, o el resto de las formaciones. Y en el resto de las formaciones había poco, con un PP cuya existencia no parece tener sentido en Cataluña mientras no cambié de peladada, y un PSC o en Comú, representantes de la izquierda, una izquierda que nunca votaron. Eso explicaría el ascenso de Ciudadanos, lo que les pareció lo más cercano a la reconvertida CiU. Pero su victoria no sirvió para nada y todo ha caído en agua de borrajas.

La segunda diferencia es que Pasqal no sigue con el erre que erre de Torra de independencia, te doy mi apoyo si negocias conmigo la independencia bajo mis condiciones. El «sens» se vuelve a comprabar cuando explica que ahora no es momento de hablar de esas cosas, sino de «levantar el país y recuperar la economía». Como política que busca seguir marcando más diferencias, aprovecha también para explicar cómo funcionan sus antiguos compañeros de bancada, lamentando el bloqueo y parálisis en que está Cataluña por un Govern más preocupado por sus «agendas personales y partidistas», con un Torra que sólo atiende a su propio sectarismo, siendo teledirigido por Puigdemont desde Waterloo.

Caluña necesita urgentemente unas elecciones para alejase de las «decisiones personales de algunos», explica la política a quien no le preocupa que en su partido haya catalanistas y soberanistas, porque el PNC quiere un referéndum pactado entre Cataluña y España, algo que ahora, en estos momentos, no es prioritario.

Pero también sorprende cuando habla de la actual crisis de la monarquía. La polítca catalana asegura que «no es la prioridad» abrir un debate sobre monarquía o república, sino sobre ejemplaridad y transparencia, y que el jefe del Estado sea una «persona honesta».

¿Se convertirá en el referente de muchos catalanes huérfanos de un partido con «sens»?

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