El parto de los montes o aquí perdemos todos

23/09/2020

José María Triper.

Resulta no sorprendente, que con esta tropa aquí ya nada sorprende, pero si indignante y farisaico que mientras el ministro de Sanidad pide a los ciudadanos de Madrid que limite la movilidad al máximo, el vicepresidente de ese mismo gobierno y sus mariachis convoquen a los ciudadanos a salir a la calle y manifestarse contra las restricciones de movilidad adoptadas por el ejecutivo autonómico, con las bendiciones y aquiescencia de Pedro Sánchez,  presidente del gobierno del Estado que, en teoría, es el superior de quien convoca.

Hipocresía y fariseísmo que también es patente y connatural en ese Sánchez, que mientras vende sonrisas y una paralización de hostilidades con la presidenta madrileña, a la que ofrece ayuda y colaboración, suelta a su dóberman Ábalos y a esa rabanera del parlamentarismo que tiene como portavoz en el Congreso para ladrar disparates y mentiras contra Díaz Ayuso y el Ejecutivo de la Puerta del Sol, además de secundar indirectamente y asumir el manifiesto embustero y demagógico de su socio podemita.

Pero lo más grave de todo este asunto, es la irresponsabilidad de quienes promueven la movilización, y el fanatismo y la inconsciencia de quienes a ella acudan, sin darse cuenta de que, como ocurriera el 8-M, les están llevando y se están llevando al matadero o a las UCIS de uno sanidad en riesgo de saturación. Un aumento de fallecidos y contagios que, si no es lo que pretenden, si utilizaran luego torticeramente para culpar al gobierno de Díaz Ayuso de la expansión de la pandemia.

Pero el colmo del cinismo y la felonía de quienes ahora convocan y alienta las movilizaciones en Madrid se corrobora al comprobar que confinamientos selectivos como los aprobados en Madrid para proteger a los ciudadanos frente al COVID y con criterios estrictamente sanitarios, se habían adoptado con anterioridad hasta diez comunidades autónomas, entre ellas Baleares, Aragón, Castilla La Mancha, Cataluña, Navarra o La Rioja, con gobiernos del PSOE o de sus socios de la Frankestein, sin que nadie, absolutamente, se movilizara o protestara. Por cierto, que algunas de estas comunidades tienen peores índices de contagios, mortalidad y saturación hospitalaria que Madrid.

Lo que se pretende en Madrid no es más que un paso más en la estrategia de acoso y derribo del gobierno de coalición entre PP y Ciudadanos para ganar mediante el caos callejero lo que no han podido conseguir democráticamente por las urnas, en la que también resulta sospechoso el silencio o el poco entusiasmo de Pablo Casado y de su equipo en defender a su presidenta madrileña.

Una estrategia en la que, al final gane quien gane, perdemos todos y especialmente los ciudadanos de a pie que asistimos anestesiados a esta guerra sucia de intereses políticos y personales, en la que se utiliza la salud y de la vida de los madrileños, y de los españoles todos, que es lo único que debería ocuparles y preocuparles, pero que es de lo único que ni les inquieta ni les interesa.

Y, si no, ahí está el resultado de esa “cumbre” entre Sánchez y Ayuso, que aparte del boato, la parafernalia y el aparato mediático, sólo ha servido, como en el parto de los montes, para dar luz a un grupo de trabajo conjunto, que lo realmente grave es que ahora nos enteramos no existía. Como tampoco existía, ni existe, un comité de expertos, ni existían mascarillas, cuando el ministro Illa y su vocero Simón nos mentían diciendo que no eran necesarias. Pues eso, ¡vaya tropa!

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