El teletrabajo, el nuevo paradigma: implicaciones, riesgos y futuro

23/09/2020

Natalia Fernández (Mutualidad de la Abogacía). "El trabajo ha dejado de ser un sitio donde ir. Se trata de una ocupación, de una actividad, de aquello que haces y aporta un valor medible y cuantificable. Concienciar a empleados y empleadores de esta nueva dimensión es lo que hará que el teletrabajo realmente se consolide como una forma de trabajo rentable y beneficiosa. Éste es el verdadero cambio de paradigma".

Hablar de teletrabajo está de moda, pero su regulación es, era, una asignatura pendiente desde hacía tiempo. La buena noticia es que ahora tenemos un marco de referencia que garantiza unos mínimos, pero la ambición debe seguir siendo más alta: las empresas debemos construir culturas sólidas donde las personas y el negocio sean coprotagonistas.

Esto implica que hay que diseñar políticas de flexibilidad, conciliación y bienestar que favorezcan la productividad y el desempeño. El teletrabajo es una palanca más, pero no la única, ya que si nos centramos solo en el teletrabajo, sin vincularlo con procesos que permitan medir el impacto en resultados, corremos el riesgo de que el empresario lo perciba como una presión social y una carga adicional y, por ser de carácter voluntario y reversible, podemos llegar a sufrir una involución a los tiempos pre-pandemia.

Y es que el trabajo ha dejado de ser un sitio donde ir. Se trata de una ocupación, de una actividad, de aquello que haces y aporta un valor medible y cuantificable. Concienciar a empleados y empleadores de esta nueva dimensión es lo que hará que el teletrabajo realmente se consolide como una forma de trabajo rentable y beneficiosa. Éste es el verdadero cambio de paradigma.

Pero, como todas las nuevas regulaciones en materia laboral, necesitará de un tiempo de desarrollo y un escenario de ensayo y error. La intervención de los agentes sociales para lograr el acuerdo de la normativa ha permitido rebajar ciertas expectativas que en el borrador previo al verano hicieron que saltaran muchas alarmas. Ahora tenemos que rodar con cautela, intentar ajustar este marco a nuestra realidad organizativa y buscar acuerdos coherentes y proporcionales en las negociaciones colectivas.

Es previsible que a esta norma le sigan otras reformas laborales, en todo caso, no perdamos la única brújula que nunca falla: personas y negocio son un binomio. La sostenibilidad de las empresas depende del equilibrio entre derechos y obligaciones, como los de gestionar nuestros tiempos en función del momento vital en el que nos encontremos y de las necesidades que tengamos. Pero, para conseguir una total integración de ambos mundos y poder conciliar sin remordimientos debemos demostrar que aportamos valor a nuestras organizaciones estemos en la situación que estemos, y debemos exigir a nuestras organizaciones que nos cuiden. Es un tema de reciprocidad.

 

Natalia Fernández, directora de Personas y Transformación de Mutualidad de la Abogacía

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