Economistas avisa que el 35% de los mayores de 85 años viven solos

24/09/2020

Miguel Ángel Valero. La financiación per cápita de la dependencia en España está por debajo de la media de la UE, 184,63€ menos por persona. Y un 90% de los programas de salud y dependencia están financiados con cargo a dinero público, según un estudio del Consejo General. // El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral

El estudio El reto del envejecimiento desde una perspectiva integral (cómo abordar de forma multidisciplinar el envejecimiento) , que el Servicio de Estudios del Consejo General de Economistas de España empezó a elaborar antes de la pandemia, muestra que la financiación per cápita de la dependencia en España está por debajo de la media de la UE, 184,63€ menos por persona. Y que un 90% de los programas de salud y dependencia están financiados con cargo a dinero público, frente a sólo un 10% con cargo al sector privado, algo que no sucede en otros países de nuestro entorno.  Además, «en España se da  un marco fiscal que `premia´ relativamente al consumo y `castiga´ relativamente al ahorro”, señala el coordinador del informe, Javier Santacruz.

Pero el dato demoledor del informe es el porcentaje de mayores que viven solos, más de dos millones de personas, y que se incrementan con la edad: del 15,55% de todos los que tienen más de 65 años al 35,02% de los que superan los 85 años. 

Entre las medidas que propone el Consejo General de Economistas para acometer el reto del envejecimiento en España se encuentran:

  • la creación de “colchones anti-cíclicos” en épocas de bonanza para financiar un envejecimiento que costará el 24,6% del PIB en 2030 según la Comisión Europea;
  • incrementar la colaboración público-privada para ampliar políticas de dependencia y planes de pensiones de empleo;
  • reducir la “cuña fiscal” en los trabajadores en edad laboral madura (actualmente un trabajador dedica 3,65 de cada 10 euros de coste laboral bruto a pagar Seguridad Social e IRPF), lo que permitiría a éstos poder destinar más recursos a planes de empleo;
  • establecer mecanismos de conversión en liquidez de bienes como la vivienda (rentas vitalicias, hipotecas inversas…) al objeto de conseguir liquidez para complementar la pensión y poder financiar los gastos propios del envejecimiento, especialmente en situación de dependencia;
  • potenciar la jubilación activa y desincentivar el retiro temprano;
  • y mejorar la flexibilidad del mercado laboral para favorecer tanto la permanencia de los trabajadores maduros como la entrada de jóvenes.

El estudio pronostica que los españoles vivirán de forma sana un promedio de 73,8 años y el resto de años hasta los 83 (aproximadamente 10 años) lo hará de forma dependiente.

El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, apunta que «es muy probable que un alto porcentaje de esas personas mayores de 80 años que viven en soledad se encuentren, a su vez, en situación de dependencia y con una pensión media de aproximadamente 1.100 euros”.

“Ser anciano, dependiente y solo constituye un enorme riesgo para una gran parte de los españoles, máxime si tenemos en cuenta que en España el número de plazas en residencias –públicas y privadas– no llega a las 400.000,  y que, en la actualidad, el sistema complementario de empleo choca con la presión fiscal que ejercen las cotizaciones a la Seguridad Social sobre el salario –una media del 36,25% sobre el salario bruto–, haciendo difícil su generalización por los altos costes que tiene sobre la empresa”, argumentra.

Además, “las aproximaciones parciales generan resultados parciales, y solo bajo una mirada global será posible establecer consensos y agendas reformistas estructurales a largo plazo, estableciendo incentivos adecuados para todas las partes; un proyecto de una envergadura tal que se necesitará una perfecta coordinación entre el sector público y el privado”.

Una gran oportunidad para ganar competitividad

Tras la presentación del estudio, un debate, moderado por Pascual Fernández, vicepresidente del Consejo General de Economistas,  entre Pilar González de Frutos, presidenta de la Unión Española de Entidades Aseguradoras (Unespa), Cristina Herrero, presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, y Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas, incide en la necesidad de abordar de forma integral y multidisciplinar el envejecimiento.

Pilar González de Frutos reclama un debate «tan vivo como desapasionado”, porque en el «correcto diseño y gestión de eso que se ha dado en llamar la `economía de las canas´ nos estamos jugando mucho más que la vertiente social del reto, nos jugamos nuestra competitividad como país a largo plazo; puesto que sólo las naciones que tengan una sociedad de personas mayores manteniendo patrones de consumo adecuados tendrán potencia de crecimiento dentro de dos o tres décadas«. El envejecimiento es una gran oportunidad; una oportunidad que, si no aprovechamos nosotros, aprovecharán otros”, advierte la presidenta de la asociación empresarial del seguro.

La presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, resalta que “el envejecimiento supone un reto de primera magnitud para la sostenibilidad de las cuentas públicas y con implicaciones para el propio modelo de crecimiento económico». «Es esencial analizar cómo hacer compatible el crecimiento económico y la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social sin olvidar los criterios de suficiencia y equidad intergeneracional. Este no es un problema exclusivo de España, por lo que es muy útil mirar qué tipo de medidas y modelos se están adoptando en otros países de nuestro entorno”, apunta.

Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas, subraya que “el sector lleva 20 años en progresivo cambio, adaptándose a las necesidades de nuestras personas usuarias, evolucionando hacia plataformas que ofrecen una diversidad de servicios, a la medida de cada usuario». «El problema es que el  sistema es muy rígido y la Dependencia es invisible y está infrafinanciada, cuando la demanda de atención va a seguir creciendo, básicamente porque ahora llega la generación del baby boom y durante los próximos 30 años la población con necesidades asistenciales va a ir incrementándose», argumenta.

«Todos soñamos con una vejez entrañable y con estar bien hasta el último día, una vejez sana, pero sabemos que no es así. Tenemos poca memoria y demasiada capacidad de olvidar, pero después de lo que ha pasado está claro que éste es el momento de cambiar el modelo. No podemos mirar para otro lado, porque son nuestros mayores y porque ahora ya tenemos a 100.000 personas esperando una plaza. Es el momento de actuar”, remarca.

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