Portia: la bodega de Norman Foster en la Ribera

11/11/2010

Carmen Fuentes.

Norman Foster ha visto cumplir su sueño: diseñar una bodega, algo que le faltaba a su gran currículo como arquitecto. Hace unos días vino a España para inaugurar en la comarca de la Ribera del Duero, la Bodega Portia, en la localidad de Gumiel de Izán, una bodega que ha diseñado para el Grupo Faustino.

Son ya muchos los arquitectos que “se han subido a la parra”, es decir, que se han puesto a diseñar bodegas. Empezó Rafael Moneo, y le siguieron Calatrava y Gehry. Para Foster ésta era su asignatura pendiente que ahora ha “aprobado” y, además, con sobresaliente, porque el edificio que ha ideado es digno de admiración.

Todo empezó cuando a mediados de los 90 el Grupo Faustino compró en la Ribera unas tierras especiales, por su situación y por sus características. Nada menos que 160 hectáreas de terreno para la familia Martínez Zabala, propietaria de las bodegas, familia con una reconocida experiencia bodeguera en nuestro país, pues a los 150 años de experiencia como viticultores se suman otras seis bodegas más que dan idea de su amor por el vino.

Cuando tenían claro que lo que allí querían hacer era una bodega, llamaron a Norman Foster para que se la hiciese. El proyecto ha supuesto unos 25 millones de euros, invertidos en los 12.500 metros cuadrados que tiene, espacio para la producción de más de un millón de botellas al año. El diseño de la bodega es muy original, pues tiene la forma de un trébol, cuyas hojas representan las tres fases  de producción.  El edificio, que consta de tres plantas, se divide de forma interna en varias zonas, aprovechando su diseño en forma de estrella de tres puntas, que se basa en los tres momentos de elaboración del vino: la fermentación en cubas de acero, el envejecimiento en barricas de roble y su posterior crianza en botellas.

Portia es un proyecto, asumido hace tres años, pensado al milímetro, como todas las obras de Foster, y en la bodega se elaborarán tres vinos tintos: Portia, Portia Prima y Ebeia. Portia es la primera bodega que realiza Foster y tuvo que involucrarse mucho en el proyecto porque no tenía ideas preconcebidas de cómo iba a funcionar, por lo tanto tuvo que empezar de cero, estudiar, examinar las etapas de producciones del vino para crear así esta joya de la arquitectura que seguro que dará mucho que hablar, por su belleza y su originalidad, además de por su funcionalidad. Las alas que contienen las barricas y los botelleros están parcialmente enterradas para favorecer el envejecimiento del vino, mientras que el ala de fermentación se encuentra expuesta para favorecer la liberación de dióxido de carbono. Un camino sube hasta el techo del edificio, de manera que se puedan liberar las uvas recolectadas directamente en las tolvas.

El diseño de la bodega aprovecha además la inclinación del terreno, utilizando la gravedad para favorecer el movimiento del vino en su interior, maximizando la eficiencia y minimizando el daño que sufre la uva. La estructura de hormigón está revestida con láminas de acero y los materiales usados para su construcción son el hormigón, acero y cristal. El revestimiento del edificio se ha hecho en azulejos tierra.

Tan involucrado ha estado Norman Foster en este proyecto que su equipo, para tomar más conciencia de lo que estaba haciendo, ha participado en dos vendimias del Grupo Faustino, para conocer de manera exhaustiva el proceso de la elaboración del vino.

En la inauguración, a la que el lord inglés llegó en helicóptero, no faltó de nada, incluida la bendición del abad del Monasterio de Silos, cercano a la localidad, Clemente Serna y después se sirvió un estupendo cóctel a cargo del chef riojano Francis Paniego, del restaurante Echaurren (Ezcaray), que regaron con los mejores caldos de la casa.

El diseño de Foster busca dar respuesta a las necesidades productivas con una zona central desde la que se controlan todos los procesos. En una de las puntas de la estrella o del trébol se encuentra la sala de fermentación, situada al nivel del terreno para que haya oxigenación. Otra de las puntas está destinada a la crianza en barricas de madera y en el tercer pétalo se asienta el botellero. Estas dos últimas zonas están semienterradas, como en las antiguas bodegas subterráneas, para evitar los cambios bruscos de temperatura, una de las principales características del clima que curten los viñedos de la Ribera del Duero y sus vinos. La uva se introduce por la cubierta del edificio para que el fruto de la vendimia caiga por gravedad. Para lord Norman Foster y su equipo el proceso de elaboración no es lineal porque el vino no es lineal.

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