CaixaBank Banca Privada, a través de su Proyecto de Valor Social, e IE University, desde el IE Center for Families in Business han publicado el estudio “Perfiles de Filantropía Personal en España”. El informe, que se ha centrado en el perfil de los filántropos individuales pero abarca tanto la filantropía que se organiza en torno a una fundación, impulsada por los denominados grandes filántropos, como las pequeñas o medianas contribuciones a otros proyectos, que concluye que el filántropo es un líder emprendedor de un proyecto de transformación social. 

La investigación recomienda la profesionalización de esta labor, y las alianzas para encontrar sinergias entre los filántropos. En este sentido, CaixaBank Banca Privada cuenta con el Proyecto de Valor Social.

El informe permite identificar tres perfiles de filántropos en España:

• 1.-El emocional: movido por el qué y que establece un vínculo emocional con el proyecto.
• 2.-El generacional: movido por la preservación del legado y la búsqueda de la coherencia entre el proyecto filantrópico y el empresarial.
• 3.-El estratégico: movido por el cómo y enfocado en la eficiencia del proyecto

Todos ven la filantropía como “un acto de generosidad”, pero difieren a la hora de definir su causa y las herramientas para ponerla en práctica, lo que indica la diversidad de perfiles de filantropía en España. 

Para Jordi Casajoana, director de Colectivos de Valor y Filantropía en CaixaBank Banca Privada, “gestionar esta complejidad exige la existencia de un ecosistema filantrópico fuerte, que fomente el que personas que tienen una vocación altruista puedan llevar a cabo su labor con las máximas garantías para generar el mayor impacto social posible”.

Pero España está aún lejos de contar con este ecosistema que favorezca la filantropía. “Faltan en nuestro país puntos de encuentro entre filántropos, e instrumentos que fomenten la participación de la sociedad en actividades relacionadas con la filantropía”, concluye Casajoana.

El estudio de CaixaBank e IE University recomienda dotar de una mayor profesionalización a los proyectos, lo que implica aplicar buenas prácticas de gobierno corporativo, lograr mayores niveles de transparencia, planificar la sucesión para asegurar la sostenibilidad del proyecto y tratar de atraer personal cualificado. Es también necesario un mayor uso de las nuevas tecnologías y diseñar sistemas de evaluación que permitan medir y gestionar el impacto de forma continua y ágil.

“El filántropo es un líder emprendedor de un proyecto de transformación social”, afirman Cristina Cruz, directora académica del IE Center for Families in Business y Rachida Justo, directora del Departamento de Emprendimiento de IE University, autoras del informe. Por eso se debe traspasar “el conocimiento empresarial” que muchos filántropos tienen a su visión filantrópica, “sobre todo en materias como la gestión y medición de impacto de los proyectos”.

También abogan por “una construcción de alianzas entre los filántropos y el ecosistema de impacto social”.

Respuesta rápida a la pandemia

Los filántropos en España han mostrado una gran capacidad de movilización para responder a las necesidades más inmediatas provocadas por el virus, cambiando de prioridad en los tipos de proyectos programados, y aumentando de forma significativa la cuantía de fondos inicialmente asignados. La filantropía en España ha actuado de forma reactiva, ágil y muy comprometida.

Cuando la virulencia y la amplitud de la pandemia vaya disminuyendo progresivamente, se plantea el reto de saber si estamos frente a cambios en profundidad en el sector o si, por el contrario, se trata de reacciones efímeras que no sobrevivirán a la inercia de hábitos pasados, sobre todo teniendo en cuenta el posible efecto negativo de la crisis económica sobre la disponibilidad de fondos por parte de los propios filántropos, plantea el informe.

Por esta razón, es aún más importante que nunca la necesidad de construir alianzas y abordar los problemas sociales desde un enfoque colaborativo, algo que es una asignatura pendiente en España.