¿Una victoria de Biden dañaría a las Bolsas?

29/09/2020

diarioabierto.es. Desde 1933, los mercados de valores han registrado mayores rentabilidades durante los mandatos demócratas que con presidentes republicanos.

No sólo el Covid-19 y la caída económica que ha causado están en la mente de los inversores, éstos también están empezando a preocuparse por los riesgos que rodean a las elecciones presidenciales de EE.UU.

Las últimas encuestas muestran que el demócrata Joe Biden podría ganar y el consenso cree que su victoria tendría un impacto negativo en el mercado de valores. Sin embargo, nuestro análisis sugiere que esta suposición es precipitada. Históricamente, ningún partido político ha sido exclusivamente bueno o malo para los mercados. De manera que cabe preguntarse por qué los inversores ven a los presidentes demócratas como una causa para ser bajistas. Una de las razones es que tienden a promulgar políticas más hostiles con los negocios, como los aumentos de impuestos y la regulación, que pueden pesar sobre la rentabilidad de las empresas. Aunque ésta es una expectativa razonable, la realidad es mucho más complicada. Las políticas presidenciales importan más que la afiliación a un partido. Algunos mercados e industrias pueden surgir como “perdedores” relativos, mientras que otros pueden quedar más aislados.

¿Cómo se han comportado los mercados cuando ha habido elecciones presidenciales en EE.UU.?

Con independencia de si el presidente era republicano o demócrata, los precios de las acciones bajaron en promedio durante los últimos tres meses previos a las elecciones cuando el partido político en el poder perdió, pero se recuperaron si el partido en el poder ganó.

Por lo tanto, si los inversores creen que Trump perderá en noviembre, la historia sugiere que los mercados corren más riesgo de corregir que de subir en los próximos meses.

Desde el punto de vista del inversor, ¿qué es mejor, un presidente demócrata o republicano?

Un análisis a largo plazo sugiere que las cosas no están tan claras. Aunque se podría pensar que los presidentes demócratas son peores para las Bolsas, la evidencia sugiere lo contrario. En promedio, desde 1933, los mercados de valores han registrado mayores rentabilidades durante los mandatos demócratas que con presidentes republicanos. Por ejemplo, el promedio real (ajustado por la inflación) de la rentabilidad total del índice S&P 500 bajo los mandatos demócratas fue del 10,2%, frente al 6,9% con los republicanos.

El problema es que casi toda esta ventaja en términos de rentabilidad promedio puede explicarse por los años de auge del presidente Bill Clinton y la posterior caída de las puntocom y la crisis financiera mundial bajo el mandato de George W. Bush. Excluyendo estas dos presidencias, la diferencia en las rentabilidades es prácticamente cero.

Ninguno de los dos partidos políticos es exclusivamente bueno o malo para los mercados. En cambio, lo que importa más son las políticas que los presidentes eligen y su impacto real. Por ejemplo, aunque los recortes de impuestos de Trump se consideraron en general como un avance positivo para los mercados, la gestión de los temas de política exterior y comercio tuvo el efecto contrario.

¿Qué impacto tendrían las políticas de Biden en los mercados?

Los impuestos. El mayor riesgo que enfrentan los mercados es la posibilidad de que eleve el impuesto de sociedades. En 2017, Trump redujo la tasa impositiva del 35% al 21%, lo que dio un gran impulso a los beneficios por acción (BPA) y a los precios de las acciones. Sin embargo, Biden ha dicho que le gustaría revertir parcialmente esta política a principios de 2021, lo que podría tener consecuencias importantes para los inversores en acciones.

Así, por ejemplo, UBS estima en un estudio que aumentar los impuestos al 28%, junto con otros cambios fiscales propuestos, reduciría los beneficios del S&P 500 en un 8%. Además, Biden ha propuesto aumentar el salario mínimo, lo que también pesaría sobre los beneficios de las empresas. Todo esto podría hacer que aumentara el atractivo de las acciones no estadounidenses, después de años de liderazgo del mercado americano.

A nivel sectorial, las telecomunicaciones, la atención sanitaria y los bienes de consumo básico serían los sectores cuyas ganancias se verían más impactadas. Mientras que, la energía, el sector inmobiliario y las utilities no se verían materialmente afectados.

Todo ello, está claramente condicionado a que el partido demócrata obtenga la mayoría de los escaños en el Senado de los EE.UU.), sin la cual es poco probable que apruebe una legislación fiscal importante. Además, hay una alta probabilidad de que la reforma del impuesto de sociedades pase a un segundo plano en el primer año de mandato de Biden, y se dé prioridad a los paquetes de rescate económico.

Sanidad. La pandemia ha afectado de manera desproporcionada a las familias de menores ingresos y ha puesto de manifiesto la desigualdad en el acceso a la atención médica en Estados Unidos. Como resultado, se espera que Biden duplique el control de los precios de los medicamentos y cree una opción de seguro médico público para competir con las empresas privadas. Ambas políticas son negativas para las empresas farmacéuticas y las aseguradoras, pero seguirían requiriendo la aprobación del Congreso y, en cualquier caso, tendrían un impacto más leve en el mercado en comparación con alternativas de mayor alcance, como la «Sanidad para todos» defendida por Bernie Sanders.

Tecnología. Existe una inmensa concentración del mercado de valores de EE.UU. en las cinco grandes empresas tecnológicas- Microsoft, Amazon, Apple, Google y Facebook – que representan el 20% del valor total del mercado. Durante muchos meses, la preocupación predominante fue que el candidato demócrata introdujera nuevas reglas antimonopolio contra estos gigantes de la tecnología y, en el peor de los casos, los dividiera en empresas más pequeñas. Sin embargo, la postura general de Biden sobre la tecnología ha sido poco clara. Al mismo tiempo, el coronavirus ha amortiguado el impulso antitecnológico, sobre todo por la creciente dependencia de los servicios digitales, ya que millones de personas están confinadas en sus casas. A pesar de esto, el partido Demócrata se ha movido significativamente hacia la izquierda en este tema y se puede esperar que presione a Biden para que aumente la regulación. También es probable que los bajos impuestos que pagan estas empresas estén en el foco de atención. Por ejemplo, Biden ha propuesto duplicar el impuesto mínimo global sobre los beneficios en el extranjero del 10,5% al 21%.

Política exterior. Con el 66% de los estadounidenses teniendo una opinión desfavorable sobre China, es probable que las tensiones geopolíticas entre EE.UU. y China continúen bajo la presidencia de Biden, especialmente en lo que respecta a la tecnología y las prácticas comerciales. Por otra parte, hay una alta probabilidad de que Biden restablezca la cooperación económica con Europa y Asia, y reduzca los aranceles. Esto supondría cierto grado de previsibilidad y estabilidad en los asuntos globales, lo que sería un alivio bienvenido para los mercados mundiales después de unos pocos años de volatilidad. Y, si con ello la actividad comercial mundial se recupera, podría ser el catalizador para que los inversores regresen a algunos mercados emergentes orientados a la exportación que se vieron afectados negativamente por la guerra comercial entre EE.UU. y China.

¿A qué posibles escenarios se enfrentan los inversores si Biden gana?

La percepción de que una victoria de Biden sería un mal resultado para los mercados no está corroborada por el historial de los presidentes demócratas. Los inversores deben centrarse en su programa político y sus posibles implicaciones para la inversión.

Si los demócratas vencen en el Congreso, es probable que los precios de las acciones de EE.UU. descuenten el aumento de los impuestos a las empresas. Esto reforzaría el atractivo de las acciones no estadounidenses, especialmente si va acompañado de una reducción de las fricciones comerciales. Por otro lado, si los republicanos mantienen el control del Senado, es poco probable que se aprueben reformas fiscales. Sin embargo, como la mayor parte de la toma de decisiones de política exterior reside en el presidente, todavía podemos esperar una mejora en las relaciones internacionales. Esta combinación de statu quo fiscal y un deshielo de las relaciones internacionales sería el mejor escenario para los mercados globales.

A medio plazo, pueden surgir problemas específicos en un sector u otro que podrían pesar sobre las valoraciones de las acciones de las empresas del sector sanitario y tecnológico de EE.UU. Por lo que los inversores deben mantenerse en guardia si están demasiado expuestos a esas áreas.

 

 

Sean Markowicz, CFA y responsable de Estrategia, Estudios y Análisis de Schroders

 

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