Engie ha decidido vender su participación en el capital de Suez a Veolia. Se trata del 29,9% del capital de la empresa de aguas y con esta adquisición se pone en marcha la creación de un gran grupo de tratamiento de residuos. El Estado, al final, no votó a favor.

Las posibilidades de que Suez se librase de formar parte de la empresa de tratamientos de residuos Veolia se evaporaron horas antes, al no contar con un caballero blanco para hacerla frente; la sociedad de inversión Ardian renunció a competir con Veolia por lo que no intentará comprar el más del 29% de las acciones de Suez en manos del grupo energético Engie.

Ahora sin un aliado que protagonice un contraataque, Suez (empresa de tratamiento de aguas) pasará irremediablemente a manos de Veolia. La batalla, que tiene como objetivo crear un grupo líder en tratamiento de agua y residuos, vuelve al punto de partida.

Un punto que comenzó con la oferta por Veolia a Engie por la participación de ésta en el capital de Suez. Una operación que contaba en principio con el apoyo implícito del Gobierno de Macron, quien, sin embargo, ha pedido más tiempo para respaldar oficialmente la transacción: una cuestión necesaria no solo porque una compra de este calibre no puede hacerse de espalda al Ejecutivo, sino también porque el Estado forma parte del accionariado de Engie.

La contraoferta de Ardian, que ahora se retira, contaba con el beneplácito de la dirección de Suez, que ha peleado por no caer en manos de Veolia con el argumento de que supondría la reducción de la plantilla y la anulación de los planes de crecimiento. Ardian, que había reunido un grupo de inversores franceses alrededor de su plan de combatir a Veolia (el Gobierno no quiere que los protagonistas sean extranjeros) afirma que no quiere participar en una operación hostil.