Estamos confinados, desconfinados, maniatados por zonas sanitarias, rozando la paranoia, los aforos según quién, el puente de vacaciones se ha quedado en el aire, salir o no salir… nos han puesto en estado de alarma… nos están llevando a la locura… La verdad hasta el propio covid-19 se debe estar partiendo de risa, a ver si así desaparece mientras los científicos dan con la ansiada vacuna.

Vaya espectáculo que se está dando desde Madrid, la capital de España, el reflejo de un país perdido en las disputas políticas por unas competencias que a los ciudadanos nos traen al pairo, porque lo único que nos importa es no contagiarnos y evitar ir a una caótica sanidad a la que la propia pandemia le había dado unos meses para rearmarse.

Nuestros políticos están haciendo el ridículo a nivel planeatario, utilizando a  ciudadanos, estadísticas, científicos, economistas… y hasta piden a los jueces que tomen partido para satisfacer sus intereses de partido mientras lo que está en juego son nuestras vidas. ¿A qué juegan? ¿Valen más los votos que las vidas? ¿Vale más una empresa que una vida? ¿Valen más los votos de los ricos que de los pobres?

Mas de seis millones de personas estamos siendo acosados, perseguidos, humillados y amenazados por los políticos nacionales, autonómicos y locales. ¿Quién nos defiende de tanto dislate? La democracia solo deja defendernos en las urnas y para que se pongan a nuestra disposición todavía faltan años. Esa será la única vacuna contra tanto político desleal a sus propios votantes.

Hace falta una vacuna contra los políticos del mismo calibre que la que se está investigando contra el Covid-19… me temo que la de la pandemia llegará antes. El virus político, de momento, es imposible de erradicar.